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sa.cerdotes y fariseos, muere en la cruz amando y perdonando a los mismos que le dan muerte. San Juan nos dice: «Como hubiese ama– do a los suyos, los amó hasta el fin» (Jn · 13,1). Juntamente con el amor; la pobreza. Es una consecuencia de su amor. «No se puede servir a dos señores . .. No podéis servir a Dios y a las riquezas» (Le 16, 13). Si el amor a Dios es auténtico, nos sa– tisfará plenamente y tanto las riquezas como todo lo creado no ten– drán sitio en nuestro corazón. Llevaremos una vida desprendida y pobre. La pobreza de Belén fue el preludio de toda su vida pobre: ((Las raposas tienen cuevas y las aves, nidos; pe1o el Hijo del hom– bre no tiene dónde reclinar su cabeza» (Mt 8,20), que culmina con su desnudez en la cruz: «Dividieron sus pestidos, ·echándolos a suerte,> (Mt 27,35). 1 Todas las virtudes sobresalen en Cristo: la obediencia, obedien– cia heroica que llega hasta la muerte: «Se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fl 2,6); la humildad, humildad profun– da y manifiesta, que El nos exhorta a imitar: «Aprended de Mí, que soy manso y humilde de corazón» (Mt 11,29); la fortaleza, incre– pando abiertamente a los fariseos, caminando voluntariamente a la muerte ... LA PERFECCION CRISTIANA Consiste en reproducir a Cristo en la propia vida. Poder llegar a ser otros Cristos en la tierra y afirmar con toda realidad que, «no soy yo quien •vive, es Cristo quien vive en mí)) (Gl 2,20) es nuestra perfección. Y como Cristo fue todo caridad y amor. la perfección cristiana será el dominio de la caridad en nuestra vida. Cuando todo lo que hagamos, grande o pequeño, importante o vulgar, _lo hagamos por caridad, entonces estaremos obrando perfectamente, «a lo cristia– non. Esa es nuestra santidad, a la que todos estamos llamados, cada uno según sti estado, y de la que nadie debe .excusarse: «Sed perfec– tos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mt 5,48). LOS CONSEJOS EVANGELICOS La perfección es obligatoria para todos. El modo dr conseguirla es cumpliendo cuanto Cristo nos ha mandado, que son sus manda- mientos. . Pero para mejor alcanzar esa perfección, que es obligato,.ria, Cristo nos aconseja practicar ciertas cosas. Son los consejos evangé– licos de pobreza, obediencia y castidad. 91

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