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Los Obispos tienen sus colaboradores en el Cabildo catedralicio, en los •párrocos y en· todos los sacerdotes y ministros sagrados. LOS PRESBITEROS Los presbíteros o sacerdotes han recibido la ordenación sacerdo– tal y están unidos a los Obispos como colaboradores, dependiendo de ellos en el ejercicio de su potestad. Especialmente colaboradores son los párrocos, a quienes se ha confiado el cuidado de una parro– quia, o célula viva de la Iglesia. De modo particioado, los párrocos ejercen sobre sus feligreses las potestades de regirlos, enseñarlos y santificarlos. Y con los presbíteros deben colaborar los diáconos y los grados inferiores de ]a jerarquía eclesiástica. Los religiosos, a _las órdenes inmediatas del Romano Pontífice, pueden decirse también, si son sacerdotes, «que pertenecen al clero de la diócesis, en cuanto toman parte en el cuidado de las almas y en la realización de las obras de apostolado bajo la autoridad de los Obispos» (Sobre el ministerio pastoral de los Obispos, núm. 34). LOS LAICOS <( Por el nombre de laicos se entiende todos los fieles cnstianos, a excepción de los miembros que han recibido un orden sagrado y los que están en estado religioso reconocido por la Iglesia» (Sobre la Iglesia, n óm. 31). Estos fieles cristianos por el Bautismo participan a su manera de los poderes sacerdotales, magisteriales y reales de Cristo y de la Iglesia. Y así, al contraer matrimonio cristiano, son los mismos con– traventes los ministros de este sacramento. Pueden, en caso de ne– cesidad, administrar el Bautismo; participan activame·nte en la Li– turgia, y sobre todo a ellos compete, con su vida y trabajo, dar tes– timoni o de Cristo en medio de las estructuras humanas, consagran– do el mundo y preparando la venida del Reino de Dios. Los laicos pueden abrazar también la vida religiosa y consagrarse más íntimamente a la dilatación del Reino de Dios. El estado reli– p oso (( no es un estado intermedio entre la condición del clero y la condición seglar, sino que de ésta y de aquélla se sienten llamados por Dios algun9s fieles al goce de un don particular en la vida de la Iglesia para contribuir, cada uno a su modo, en la misión salví- fica de éstai, (Sobre la Iglesia, núm. 43). · 78
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