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cilar, comunican fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, viviendo en– tre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos... Los Autores sagrados escribieron los cuatro Evangelios escogien– do algunas cosas de las muchas que ya se transmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la con– dición de las iglesias, reteniendo la forma de proclamación de ma– nera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús. Escribieron, pues, sacándolo, ya de su memoria o recuerdos 1 ya del testimonio de quienes «desde el principio fueron testigos ocu– lares y ministros de la palabra», para que conozcamos «la verdad» de las palabras que nos enseñan» (Sobre la divina Revelación, nú– mero 19.) JE'SUS AFlRMO SER EL MESIAS La palabra «Mesías» es de origen hebreo y significa «ungido,,. Desde muy antiguo, los judíos estaban esperando al Mesías, que ven– dría a salvar a Israel e instaurar un reinado universal. Otras expre– siones con que se designaba al Mesías (además de «Cristo», que es la misma palabra en griego) eran éstas: Rey de Israel, Hijo de Da– vid, Hijo del hombre, ((el que ha de venir», etc. Jesús afirmó suficientemente a través de su vida que El era el Mesías: - A los doce aij.os , en el templo, afirma que trae una misión de su Padre (Le 2,49). Tiene conciencia de ser portador de un mensaje. - El Bautista señala a Jesús como «Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1,29). Y Jesús aprueba la doctrina del Bau– tista diciendo que es un profeta y más que profeta (Mt 11,9). En otra ocasión el Bautista manda a preguntarle expresamente si El es ((el que ha de venir>,, y ] esús responde mostrando las verdaderas seña– les d_el Mesías: los milagros (Le 7,20-23). -- Jesús pregunta a sus discípulos quién creen que es El. Y Pe– dro afirma que es el Mesías. Por creer eso. Cristo le felicita y le promete ser la roca sobre la que edificará su Iglesia (Mt 16,16~20). --· A la samaritana Jesús confiesa abiertamente que El es el Mesías. «Dijo la mujer: Sé que el Mesías, el que se !luma Cristo, está para L'enir .. . Respondió Jesús: Soy yo. que estoy hablando contigo» (J n 4,25-26). Toda la predicación de Jesús es una manifestación clara de su mesianismo: sus milagros, su doctrina, su autoridad para cam– biar la ley, etc., demuestran con evidencia que tenía conciencia de ser el Cristo. 46

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