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Harían mucho bien los cristianos a la Iglesia de Cristo y a su obra si frecuentemente rogarán por el aumento de sanas vócaciones sacerdotales. Es un deber que nos incumbre a todos el procurar y fomentar vocaciones para el clero. Es una orden del Vaticano II: «Ya que hay una causa común entre el piloto de la nave y el navío, enséñese a todo el pueblo cris– tiano que tienen obligación de cooperar de diversas maneras, por la oración perseverante y por otros medios que estén a su alcance, para que la Iglesia tenga siempre los sacerdotes necesarios para cumplir su misión divina» (Sobre el ministerio y vida de los presbí– teros_. núm. 11). LECTURA: Del fomento más intenso de las vocaciones sacerdotales (( El deber de fornen tar las vocaciones pertenece a toda la comunidad de los fieles, que debe procurarlo, ante todo, con una vida totalmente cristia– na; ayudan. sobre todo, a esto las familias, que, llenas de espíritus de fe, de caridad y de piedad, son como el primer semmario, y las parroquias, de cuya vida fecunda participan los mismos adolescentes. Los maestros y todos los que de algún modo se consagran a la educación de los niños y de los jóvenes y, sobre todo, las asociaciones católicas, procuren cultivar a los adolescentes que se les han confiado, de forma que éstos puedan sentir y seguir con buen ánimo la vocación divina ... Este anhelo eficaz de todo .c·l pueblo de Dios para ayudar las vocaciones responde a la obra de la divina Providencia. que concede las dotes necesarias a los elegidos oor Dios · a participar en el sacerdocio jerárquico de Cristo, y los ayuda coñ su gracia, mientras confía a los legítimos ministros de la Iglesia el que, una vez reco– nocida la idoneidad, llamen a, los candidatos que solicitan tan gran dignidad con intención recta y libertad plena y, una vez bien conocidos, los consagren con el sello del Esoíritu Santo para el culto de Dios y servicio de la Iglesia. El Santo Concilio recomienda, ante todo, los medios tradicionales de la cooperación común. como son la oración constante, la penitencia cristiana y una más profunda y progresiva formación de los fieles, que hay que procurar, ya sea por la predicación y la catequesis, ya sea por los diversos medios de comunicación social; en dicha formación ha de exoonerse la necesidad, na– turaleza y excelencia de la vocación sacerdotal» (Vaticano 11, Sobre la for– mación sacerdotal. núm. 2). TU!STRA TU FE: 1." Describe lo que, según tu opmzon, debería ser la fi gura del rn~:erdote ideal: virtudes, características, género de vida, etc. 2. 0 Redact-:i también cuál debería ser la poslllra de un cristiano consciente de su sacerdocio bautismal, en su 1:ida cotidiana. 83
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