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4 LA PROVIDENCIA DE DIOS De acuerdo que el hombre, por su naturaleza, ha de reco– nocer y agradecer el hecho de su existencia como proveniente de Pios. Nosotros dependemos del Creador. Pero ¿no hace– mos a Dios dependiente de nosotros si lo fingimos preocupa– do por el mundo y la humanidad, velando sobre todos nos– otros? El hombre ha de ser religioso; pero no espere ningún provecho de su religiosidad: Dios no puede estar pendiente del hombre <?). ¿Sabes responder a esta dificultad? LA CONSERVACION, OBRA DE DIOS Las criaturas dependen de su Creador no sólo en su origen , en ~l momento de comenzar a existir, sino tamhién en su permanecer. La ·creación, se ha dicho, no ha concluido, sino que continúa. Lá, obra de la conservación en la existencia es una creación continuada, porque dependemos totalmente de Dios. Si una vez creados, ya ria necesitáramos de Dios, no dependeríamos totalmente de El, puesto que para subsistir nos bastaríamos a nosotros mismos. Y esto se opone al mismo concepto de creatura, que es la que no tiene en sí misma su razón de ser. El que Dios esté conservándonos constantemente no significa que Dios dependa de la creatura, sino todo lo contrario, las criatu– ras están recibiendo sin interrupción su ser de Dios: «En El Pivi– mos, nos movemos lJ existimos )) (Hech 17,28\ ' . A DIOS NO LE SOMOS INDIFERENTES Si damos un paso más en nuestras deducciones lógicas, llegamos a una conclusión importante.

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