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ESPIRITUALIDAD DEL HOMBRE El mundo en que vivimos es material. Pero el hombre recono– ce y afirma su superioridad sobre la materia. Sería un error consi– derar al hombre como una partícula más de la materia que le ro– dea. El ser humano tiene operaciones inmateriales, una vida espi– ritual, que supone en él necesariamente la existencia de un alma espiritual. El formar conceptos, ideas; el poder reflexionar, discurrir, de– ducir, sacar conclusiones . .. es algo rigurosamente exclusivo del ser espiritual. Son operaciones que requieren una inteligencia, y que no se pueden reducir a un mero mecanismo. Los cerebros electrónicos combinan los datos que se les dan y resuelven operaciones complicadísimas. Pero no producen una sola idea personal, son puras matemáticas, leyes inexorables de· la materia. Y también el amor, el querer lo bueno, el obrar libremente ... S0!1 manifestaciones claras de una voluntad que no se rige por leyes físi– cas. El alma es, pues, espiritual. Y ello nos lleva a admitir su inmortalidad. Todo lo que es espi– ritual no puede descomponerse ni ser destruido por agentes mate– riales: «No tengáis miedo a los que ·matan el cuerpo pero que al alma no pueden matarla» (Mt 10,28). « Por su interioridad - dice el Concilio Vaticano II--, el hombre es superior al universo entero. .- . Al afirmar en .sí mismo la espiritua– lidad y la inmortalidad de su alma~ no es e] hombre juguete dé un espejismo ilusorio provocado solamente por las conJiciones físicas y sociales exteriores, sino que toca, por el contrario, la .verdad más profunda de la realidad» (Sobre la Iglesia en el mundo actual. nú– mero 14). CONCEPTO DE RELIGION El hombre tiene un alma espiritual e inmortal. Y consecuencia de ello, el hombre es naturalmente religioso. De los animales no se puede decir que sean religiosos. que prac– tiquen religión alguna. Y, sin embargo, ya hemos visto en la prime– ra lección la ~ran cantidad de religiones que practican ]os hombres. Es conveniente que precisemos primero el concepto de religión para ver cómo se trata de algo propio del ser espiritual y no. como dicen algunos, fruto de la ignorancia o del sentimentalismo. -27