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de cultura; los ,monjes copistas de su Reino salvaron para la- posteri– ·dad muchas joyas de la Líteratura anti-gua. b) Vida religiosa: Carlo Magno sintió profundamente su misión .de protector de la Iglesia; le preocupaban todos sus problemas. La evangelización marchaba al compás .de sus conquistas; el rey franco no podía tol,erar en su Reino súbditos no cristianos. Reorganiza y refor111a la I,glesia en sus dominios; fomenta la celebración de Con– cilios que provean a todas las necesidades religiosas; da valor ,civil a 1as Jeyes eclesiá·sticas; introduce en su Reino la Liturgia romana EL PROTECTORADO GERMANIC0 La dinastía carolina, que fue durante algún tiempo eficaz defensa de la Santa ,Sede, entra muy pronto en un período .de crisis ·que la con– duce rápidamente a la ruina. A fines ,del ·$1,glo IX y principios· del X, el Papado queda expuesto a las arbitrariedades ,de aventureros reyes italianos y •de la 11obleza de Roma; hay muchos Papas indignos que justifican el nombre de «siglo de hierro del Papado» que se ha dado a la décima Centuria. Es éste un período qu·e demuestra suficientemente el o·rigen divino de la Iglesia; cualquier otra sociedad fundada sobre bases puramente humanas, ha– bría sucumbido. La Iglesia se salvó porque era o·bra de Dios. Para librarse d·e la tiranía ,de reyez·uelos y nobles ro,manos, el Papa b.usca protección en el Rey de Al.emania, Otón I, a quien ofrece la corona imperial vacante desde hacía algún tiempo. Otón se dirige a Italia y, después •de venc·er a los opresores del Papa, re-cibe en ~an Pedro de Roma, la corona imperial juntamente con su esposa Santa Adelaida. Era el año 962. Desde este momento serán siempre lo•s reyes alemanes quienes ceñirán la corona imperial. LAS INVESTIDURAS Y SU 0RIG.EN Se llamó Investidura Laica al acto simbólico, mediante el cual un seglar entregaba a un clérigo un beneficio eclesiástico. Los beneficios ec~esiásticos podían ser obispados, monasterios, •parroquias, etc., y el acto simbólico podía ser la entrega del báculo y el anillo, de las llaves, etc. Se trataba evidentemente de una anomalía, ,pues es la Iglesia quien debe entregar sus beneficios y no la autoridad civil. Pero a esta situa– ción se había llegado progresivamente. Los fun:dadores de iglesias se habían alzado con el derec,ho •de entregarlas en ·usufructo a quie·n mejor les pareciera. Los reyes, después ·de convertir ·1os Obispa.dos y Abadías e~ Principados temporales, exigían como contrapartida una influencia cada vez mayor en 1as elecciones de Obispos y Abades. Naturalmente las elecciones recaían ,con frecuencia no en los candidatos más aptos1 sino en los que pagaban n1ejor. 84 ·

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