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Fundamento de la \ida monástica: Es el con·sejo que da Jesús al joven que le pregitnta por el camino seguro para conseguir la bie– naventuranza eterna: «si quieres ser perfecto, vende lo que tienes; da su precio a los indigentes; después, sígueme». Ese consejo se ha concretado en la observancia de lo·s tres votos de Obediencia, Pobreza y Castidad. Sus fases: Sie1nJ;re ha habido en la Iglesia individuos que se han propuesto seguir a la letra el consejo de Jesús; podemos dis– tinguir tres fases en la f arma de_vivir ese consejo de Jesús, funda– mento de la vida monástica: ascetisn10, eremitismo, cenobitismo. Los ascetas: Eran cristianos que, en el ámbito familiar, consa– graban a Dios su virginidad dedicados a la oración y a la penitencia. Anacoretas: Cristianos que, deseosos de vivir más íntimamente unidos con Dios, se retiran a la soledad para consagrarse a la ora– ción y a la penitencía. ~an Pablo Ernrltaño: Es una figura típica entre los eremitas; vivió durante muchos años en· la soledad más absoluta. San Antonio Abad: Patriarca del Monaquismo; se·ñala ya un paso hacia el cenobitismo pues en torno suyo se reúnen muchos discípulos atraídos por su prestigio. Interviene activamente en la l tlC ha arria1'za. Vida cenobítica: Forma de vida n1.onástica en que los distintos individuos viven juntos sujetos a una Regla y bajo la obediencia de un Superior. San Pacomio: Iniciador de la vida cenobítica. Sus fundaciones se desarrollan extraordinariamente. • San Basilio: Es el clásico legislador del monacato oriental. San Benito: Padre del monaquismo occidental. En Montecasino funda la Orden benedictina, benemérita de la Iglesia, la sociedad y la cultura. · Regla de San Benito: Es un modelo de equilibrio. Señala como misión del monje la glorificación de Dios; impone a los que la pro– fesan la «estabilidad». De todas las antiguas Reglas monacales es la que más ha infl,,uido a través de la Historia. 56

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