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Pare·ce que murió cru·cificado sobre la colina Vaticana, el año 67, hacia el fin -de la persecución •de Nerón. 4.a La tumba de San Pedro se conserva en Roma: Cayo, sacerdote romano, advierte hacia el año 200, •que la tumba ·de San Pedro se con– serva en el Vaticano; sobre aquel lugar el Emperador Constantino levan– tó en el siglo IV una Basílica, -d,estruída en el ·siglo XVI para construir la fantástica Basílica actual, que es el mayor templo de la Cristiandad. Las excavaciones iniciadas en 1941 han identificado el sepulcro pri– mitivo. EL PONTIFICADO ROMANO J-esu-cristo dio a su Iglesia una organización monárquica. Consiguien– temente San P-edro, que moriría como todos los demás hombres, debía tener sucesores en el ejercicio del Primado, necesario siempre en la Iglesia. Por una Providencia •especialísima de Dios, Roma, •Capital del Imperio, se convierte también en Capital de la Iglesia; los Obispos de Roma son los herederos del Primado ,de ·San Pedro. LOS PAPAS SUCESORES DE SAN PEDRO Conoc-emos 1Ja serie ininterrumpida de Papas (Obispos de Roma) que se han sucedido desde San P·edro hasta ·nuestros ,días; un total de 263. De los primeros Papas apenas si conocemos el nombre; la cronología de sus Pontificados no es s-egura hasta la ·muerte de San Ceferino (217). Los Papas más célebres -de la a·ntigüedad son: San Clemente, .San Silves– tre, San León, San D·á·maso y San Gregorio. EL CRISTIANISMO EN ESPAÑA Dios amó ,con predilección a .España, tierra pródiga en cruzados y misioneros; por eso le asignó como primeros evangelizadores nada menos que a dos de sus mayores Apóstoles. San Pablo, Santiago y los }Jamados «siete varones apostólicos» pasan por ser Ios fundadores ilustres ,de ·la Iglesia ·española. SANTIAGO EL MAYOR EN ESP-AÑA Hermano de San Juan evangelista, Santiago tiene mucho del ,tempe– ramento ardiente de los españoles, sus futuros misionados; aún dentro del Colegio Apostólico es Santiago uno -de los tres preferidos de Jes.ús; ju,htamente con Pedro y Juan, su hermano, asiste a la Transfiguración de Cristo sobre el Tabor y a su agonía en Getsemaní. Según una tra,dicíón plenamente constatada en el siglo VIII, y de la que hallamos vestigios ya en los siglos IV y V, Santiago fue el primer Apóstol de España. Se completa ,esta tradición con otra mucho más reciente; nos referi– mos a la aparición de la Virgen del Pilar; parece ,que desanimado el 22