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EL DIACONO SAN FELIPE EN SAMARIA Felipe es · uno de los ·siete diáconos de primera hora. Como tantos otros cristianos, sale -de Jerusalén después del .martirio de San Esteban, y se dirige a Samaria. Era esta ciudad la capital ,de la región del mismo nom-bre, situada a la derec,ha del Jor,dán, entre Judea y Galilea; sus ·ha– b_itantes, coincidien·do con los judíos en el .monoteísmo y la esperanza mesiánica, diferían -de ellos en lo que se refería al culto; c·uando el Eva•n– gelio nos cuenta e~ encuentro ,de Jesús con la samaritana, alude a esta situación cismática y a la enemistad que Ies ·separab,a de los judíos. ·La predicación ,del diácono Felipe, acompañada de frecuentes -mila– gros, es fecunda en conversiones ; una de sus conquistas más ilustres es, sin duda, la de ·Simón, célebre mago conocido en toda la región·; su intento de comprar con dinero la comunicación del Espíritu Santo· en la Cor1firrhación ·dió nombre, en la Historia ·eclesiástica, a un vicio llamado simonía y ·que consiste en la compra-venta de. cosas espirituales. Felipe bautizaba a los conv-ersos; pero, como e ra simple diácono, para administrar la Confirmación hubieron de bajar los apóstoles Pedro y Juan, que continuaban en Jerusalén. · Un ángel del Señor 11eva al diácono al en cu entro de un alto personaje de la corte etiópica, que volv.ía de orar en el templo de Jerusalén; Felipe le convierte y le bautiza. Co-ntinúa después su via je apostólico hasta Cesarea, puerto importante sobre el Mediterráneo y r esidencia habitual del Procurador-Romano. DISPERSION DE LOS APOSTOLES' La dispersión del Colegio Apostólico, que hasta ahora permanecía en Jerusalén, tiene lugar el año 42 ó 43, y es motivada por una nueva p er- . , secuc1on. Herodes Agripa , que es el nuevo p er seguidor, gozaba de simpatía en e l pueblo judío y especialmen te entre los faris-eos por su observancia puntual de la Ley y costumbr es judaicas. Par a gan ar se plenamente la con– fianza ,de las autor idades religiosas de Isr ael, Her odes no encuentra me– dio me jor que desencadenar la persecución contra los crist ianos. Santia– go ·el Mayor, actual Patrono de España, muer e decapitado. San Pedro esper a ya en la cár·ce1 el mornento de su ejecución ; pero la Iglesia ora inct.santemente por él; un ángel rompe las cadenas y le saca de la cárcel : en este momento Pedro abandona Jerusalén aunque no sab emos hacia dónde se dirige. Una tradición ant igua sitúa en esta hora de peligro (años 42 ó 43) la dispersión de los Apóstoles. Solamente Santiago el Menor se queda en Jerusalén, como Obispo de la comunidad cr istiana de la ciudad. 16

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