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bién las reu11iones t:n casas particulares; en ellas oraban, tenían comi– das de caridad y consagraban la Eucaristía. A todos les unía un gran espíritu de fraternidad. Muchos vendían voluntariamente sus bienes y entregaban el precio a los Apóstoles para que aten·dieran las necesidades de los indige.ntes. Se amaban según el mandamiento del Senor, y era tal su unión que aquella primera co,munidad cristiana parecía tener una sola alma y un so!-o corazón. ELECCION DE LOS SIETE DIACONOS Mientras la comunidad cristiana de Jerusa.Jén era poco numerosa, los Apóstoles pudieron atender personalmente todas sus necesidades. Pero esto se hizo -de todo punto imposible cuando esa comunidad comen– zó a adquirir las •proporciones que hemos visto en números anteriores. Entonces los Apóstole.s, a fin de contar con el tiempo suficiente para la predicación que constituía su misión fundamental, propusieron a los fieles que eligieran entre e!,los a siete in-dividuos que se •hiciera,n cargo -de la ya intensa beneficencia oficia·! de la Iglesia. Los A·pós– toles ordenaron a los elegidos mediante 1a imposición de manos. Había nacido el Diaconado en la I,glesia. Los siete prim.eros diáconos se llama– ban: Esteban, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pár111enas y Nicolás. MARTIRIO DE SAN ESTEBAN Según el deseo manifestado por los Apóstoles, la elección de diáconos babia recaído sobre individuos competentes y profundamente religio- • ·14 • • • • - . Martirio de San Esteban

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