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128 EL ENTIERRO DE LA CRISTIANDAD Los tratados de Westfalia consagraron definitivamente el abandono, por parte de ,los políticos, de una grande y vieja idea que había dominado la Edad Media: que existía entre los hombres y pueblos de Europa un lazo de unión más. fuerte que todas sus razones de dispunta; un lazo espiritual: la idea de cristiandaid. Ya en el siglo XIV y, sobre todo, a partir -del XV, esta idea había comenzado a fragmentarse. La -Revolución protestante le había dado un golpe mortal al levantar unos co·ntra otros, en Juchas irreconcilia– bles, a hombres; y naciones que se amparaban igualmente en el Evangelio. La guerra de los Treinta años había demostrado a:bundantemente- .que los últimos Estados que defendían 1a idea de una Europa unida: y cristiana, no pretendían más que mantener o imponer su ihegemonía. En Münster y Osnar brück se· enterró a la Cristiandad. ¿Qué hay p·ara reemplazarla? Nada; y éste es el drama por el que sufre aún la Europa del siglo XX. En adelante ningún principio superior, ninguna autoridad suprema se impon,drá a los Estados. Europa ya no ser á más que un conjunto de naciones grandes y pequeñas, mantenidas en equilibrio -un equilibrio inestable- por el antagonismo de .Jas fuerzas. Nada se opondrá ya al asalto de intereseSi y pasiones. Algunos se ihan alegrado con este cambio, que fundó la Europa moderna. Pero cuando se consideran ~os resultados ob– tenidos, se siente deseos de repetir, con melancolía, 1as palabras pronunciadas en nombre de Pío XII a propósito de Westfalia: «Se hunden los tratados que no están sostenidos por la ley :i;noral». (D. Rops, La lgl~ia de los tiempos · clási~os) .,.

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