BCCCAP00000000000000000000486

MUERTE DE LUTERO Aquella tarde ( 16 de febrero de 1546) se habló mucho de enfermedades e11 e.l círculo íntimo de Lutero; se habló también de fallecimientos. Lutero, inte– rrumpido la conversación, exclamó: «si vuelvo a Witemberg, me enterraréis, pronto, con lo que irá a poder de los gusanos un Doctor bien gordo». No suponía Lutero que la muerte le acechaba desde más cerca. El 17 de febrero se manifestaron los primeros síntoma-s de agravación de la dolencia cardíaca. Por la tarde fue preciso someterle a fricciones de paños calientes para mitigar sus opresiones de pecho. Se recogió temprano, s.iguie ]J.do su costumbre, para hacer oración ·en su aposento. Acometióle durante el rezo una violenta opresión. Cuando desper– tó dijo a sus familiares: «No quiero medicos; este mal no es peligroso». Rogó a sus amigos allí :presentes que se recogieran como él mismo lo hizo, en los respectivos aposentos , para dormir. El -enfermo descansó unas diez u once horas, hasta el alba; se despertó -agitado por agudos dolores, y fueron ineficaces todos los remedios; pierde de nuevo el conocimiento; sus amigos le gritan al oído: ¿Mueres en la fe de tu doctrina? -¡ Sí!-se le oyó musitar. Y ésta fue su última palabra. A las tres de la mañana, lanzando un profundo suspiro, abandonó Lutero este mundo, para entregar su alma e·n las manos de Aquél de quien proceden el premio o el castigo eternos. Aquella fría mañana (18 de febrero de 1546) la tierra hallábase aún envuelta en tinieblas. (H. Grisar, Martín Lutero) 111

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz