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66 P. BASILIO M. DE BARRAL pintados y no pintados, a bailar con ella, en la misma forma y estilo en que bailaba el güisiratu. Con todo esto transcurren en el desarrollo de las danzas del jatabu alrededor de tres horas. Tres horas de entredicho con que se mortifica anualmente la curiosidad de niños y mujeres, los cua– les ya pueden, por fin, salir de su encierro y respirar el aire en compañía de los demás 5. s Como sé que esta danza del jatabu, lo mismo que la del Jabi-S:inuka, y que otros juegos que se irán describiendo, varían mucho de unas rancherías a otras, y más aún de unas tribus a otras, quiero dejar constancia de que en estas descripcio– nes me he concretado a lo que presencié en la ranchería de Juaneida, perteneciente a b jurisdicción indígena de Vuelta Larga, en el caño Macareo.

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