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58 P. BASILIO M. DE BARRAL Mientras las mujeres más distinguidas, como atrás se dijo, fa– brican las tortas sagradas en el conuco o en la selva con fuego virgen, los indios varones se ocupan en preparar los jatabu. He aquí lo que son: En la extremidad superior de una caña brava o verada -como dicen los criollos--, de dos metros de largo, colocan verticalmente y paralelas, a uno y otro lado de la caña, dos tablillas hechas de una madera fofa, de unas doce pulgadas de largo por dos de ancho, bor– deadas arriba y abajo por una trenza o cenefa tejida de fibra de moriche, y rematada en borlas por ambos extremos. En estas tablillas, que, con la prolongación de la cenefa, dan la impresión de una cruz, trazan tres o cuatro rayas horizontales, una en cada extremo, superior e inferior, y otra en el centro. O bien, una en cada extremo y otras dos paralelas y guardando simetría con ellas, en el centro, terminadas en los extremos por una raya tangente perpendicular y corta, y en los espacios comprendidos en– tre las rayas horizontales un grueso punto en cada uno, con sime– tría y correspondiéndose los de ambas tablillas. Para el trazado de estas rayas y puntos, lo mismo que para el pintado de los personajes de la danza, emplean varios tintes, siendo el más corriente el que hacen con carbón molido y agua. En los bailes preliminares que suelen ejecutar, como ensayo o preparación, dos o tres días antes de dar principio las fiestas, em– plean un solo jatabu. En cambio, para la gran solemnidad de la danza misteriosa, en que interviene el Güisiratu-Jefe con el cortejo de la jerarquía teúrgica y el atuendo de ritos y ceremonias prescritas por el uso tradicional, emplean dos jatabu, paralelos y separados el uno del otro como unas diez pulgadas. Indagando sobre el significado de la dualidad de los jatabu, en– tendí que se refieren a la dualidad de sexos que ellos conciben tam– bién en los espíritus, o sea, que uno de los jatabu representa al Jebu masculino (el esposo), y el otro al Jebu femenino (su mujer). Clavados estos jatabu en el centro de la plazoleta, sobre la ex– tremidad superior de las cañas colocan sus objetos sagrados, que traen a este fin del santuario envueltos en un pañito blanco, y que ellos llaman el santico guarao 1, viniendo por consiguiente el jatabu a desempeñar el papel de soporte, peana o andas de dichos objetos, sagrados para los indios. A la hora prescrita -alrededor de las doce del día-, se reúnen todos los indios y comienzan a preparar el local para la ceremonia. 1 Los indios de Vuelta Larga (Macareo) están ya civilizados y hablan caste– llano la mayor parte.

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