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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 55 La mujer principal del jefe, acompañada de otras indias de las más distinguidas, va al santuario en donde la noche anterior fue de– positada la harina y ofrecida al Jebu, y sacan del naja-namu una cantidad de harina calculada en relación con las personas que asis– ten a las fiestas, de tal manera que a todos pueda tocar un trocito de las tortas que han de hacerse con ella. Para hacer estas tortas encienden una fogata nueva con fuego también nuevo en el conuco, bajo unas pencas de temiche, que po– nen sobre unos palos a modo de cabaña. Después de asadas las tortas las llevan al santuario y las colocan en la parte superior del mismo -lo que yo llamo sancta sanctorum guarao-, en donde permanecen santificándose hasta la noche, que es cuando las reparten en pequeños trozos a los concurrentes. Desde este momento ya no es lícito tocar el naja-namu o barril de la harina santa, hasta que se reanuden las fiestas en el plenilu– nio del siguiente mes. Entonces la ruptura del naja-namu y la dis– tribución y consunción de la harina forma uno de los números más interesantes del programa de fiestas, y entra en su ritual. El naja-namu no se puede abrir. de cualquier manera, ni está todo el mundo facultado para hacerlo. El instrumento para romperlo debe ser un punzón, y el perso– naje que ha de ejecutar la ceremonia no puede ser otro que el teurgo-jefe (güisiratu-Gobenajoro), en unión de la jerarquía teúrgi– ca guaraúna, en la cual ocupa lugar preeminente el dokotu arotu (profesional del canto) o Maestro de Capilla. Con lo dicho en este capítulo y en el precedente ya puede dar'-e cuenta el lector de lo que es el Naja-Namu.

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