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42 P. BASILIO M. DE BARRAL La nota para mí más novedosa la constituía el piso, que en vez de estar hecho con troncos de manaca, como es de costumbre, for– maba una especie de entarimado o entablado, construido con anchas rajas del tronco de moriche, acomodadas a modo de tablas y suje– tas con mamures por sus extremidades. El jojo-noko o plaza de las danzas era un rectángulo de diez metros de largo por ocho de ancho, al aire libre, entablado lo mismo que las viviendas con rajas de palma de moriche, sujetas sobre tres vigas, tendidas paralelamente sobre el mismo suelo fangoso Este entablado, invariablemente situado entre el caserío (janoko– sebe) y el santuario (Jebu a janoko), es, podemos decir, el escenario o teatro en donde se desarrollan los principales actos del programa de fiestas. En frente del jojo-noko o plaza de las danzas, y como a la dis– tancia de veinte metros, a la vista y bien destacado hacia el occi– dente, se alzaba el santuario o casa del Jebu (Jebu a janoko). Era de. forma rectangular, orientado de Este a Oeste, de unos cinco metros de largo por cuatro de ancho. Lo que de suyo constituiría el sobrado del rancho, es el santua– rio propiamente dicho, o sea el sancta sanctormn.. pues de algún modo hay que nombrarlo. Esta parte superior del santuario aparecía esmeradamente enta– blada con rajas de palma bien cortadas y techada con pencas de temiche bien cosidas. Es el lugar sacratísimo, que ningún guarao violaría por nada de este mundo. Además de los objetos sagrados que allí se guardan, está el chin– chorro del teurgo étnico, que es quien atiende al santuario y cuida de que no falte el culto al Arotu, distribuyendo su tiempo en cantar sus oraciones -plegarias, ensalmes y conjuros- y fumar sus güinas o cigarros litúrgicos. A este fin tiene colgados del tabique manojitos de güinas liadas, y a un lado el brasero del fuego sagrado, que no debe apagarse nunca y en el cual el teurgo prende sus güinas 10 • El resto del rancho está al descubierto, sin tabiques por ningún lado. Pero sobre el rasante del suelo tiene también su piso enta– blado del modo dicho, en el cual se desarrolla parte importante del ceremonial del Naja·Namu. Lo que yo llamo sancta sanctorum o parte superior del santua– rio estaba oscuro, pero limpio como tacita de plata, y respiraba cierto aire religioso que se pegaba a uno. 10 El brasero estaba formado ror un corte cilíndrico del tronco de una pal– ma de moriche, ahuecado a lo largo y recubierto de barro.

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