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APENO ICE LA COREOGRAFIA GUARAUNA Aparecía incompleto este libro de no añadírsele alguna cosa respecto de los bailes o danzas raciales de los guaraos. Este es el motivo de agregarle el presente apéndice. Comenzaré consignando que no interesa a mi propósito mencio– nar las danzas exóticas o importadas, como son los diversos tipos de agarrados, que los guaraúnos --sobre todo los de rancherías tra– ginadas por criollos- también bailan por espíritu de imitación, pero que, a simple vista, se advierte que no encajan con su modo de ser. Al guaran le cae mal -hasta la ridiculez-- el baile exótico. Es torpón para los movimientos. Carece de gracia y soltura para las evoluciones. Sus pies le resultan pesados por falta de ejercicio, y, por añadidura, los tienen un tantico deformes o torcidos: pies de loro, como solemos decirles. Se concretará, de consiguiente, el presente apéndice a la Coreo– grafía racial de los guaraos, la cual podemos desde ahora ya distri– buir -lo mismo que la música- en dos campos distintos, a saber: la coreografía teúrgica o religiosa, y la no religiosa, llamémosla co– reografía profana. El estudio de las danzas mas o menos religiosas o coreografía teúrgica se hace con amplitud y minuciosidad en la primera parte de este cancionero guaraúno, en Jonde se exponen y explican las motivaciones de la música teúrgico-mágica de estos indios. Allí po· drá ver el interesado las descripciones de la danza sacerdotal, lla– mada del Jatabu, y las sugestivas del Jabi Sanuka o de las mara-, quitas, con todas sus simplicísimas complejidades coreográficas y cómicas. Queda, por tanto, reducido el trabajo del presente apéndice a ofrecer a los lectores una idea de las danzas raciales guaraúnas de tipo no religioso.