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542 P. BASILIO M. DE BARRAL Tercer documento.-Es el testimonio de un inglés sincero, el propio Webber, historiador de la Guayana Británica, quien .escribe a su vez: «Este tráfico de esclavos era la razón de la cordialidad que exis– tió siempre entre los holandeses y los caribes, desde el día en que aquéllos fundaron su primera estación en el Esequibo. Y de allí también su enemistad a los españoles, representados, no por trafi– cantes ni mercaderes, sino por Misioneros Católicos, que se opo– nían al tráfico de esclavos. Los Misioneros españoles buscaban la civilización de los indios y la salvación de sus almas; los holande– ses no se preocupaban de eso, y su actuación se reducía a crear puestos para traficar y comerciar» 6 • Vemos, pues, frente a frente, por un lado a los protestantes del Esequibo, aliados de los sanguinarios caribes, cuyas tropelías se iban sucediendo al ritmo que aquéllos les marcaban; y, por otro, a los Misioneros Capuchinos de Guayana, representantes de España y de la Iglesia, con las tribus pacíficas o pacificadas y trabajadoras, entre las cuales encontramos a los ascendientes de nuestros guara– únos, como adelante veremos. De los ataques caribes de más relieve que registra }a Historia de las Misiones de Guayana, citaremos el de 1729, en que fue asesinado Monseñor Nicolás Gervais, prelado francés, quien, sin autorización de los reyes de España, había desembarcado en las costas del río Aguirre, aventurándose románticamente a la evangelización de los indios sin llevar escolta; el de 1735, en que fue destruída la Mi– sión de Barima con la muerte de 200 indios y su misionero, despe– dazados, según informe del entonces Gobernador de Guayana, don Carlos, Sucre, al gobierno español; los de 1740 y 1742, ataques es– porádicos, que culminaron en el asalto general a las Misiones en el año 1750, en que fueron destruidas y arrasadas las de Tupuquén, El Miamo, Cururi, Curumo y Mutanambo, y que deshizo en un día la obra de veinte años de fecundo trabajo civilizador y apostólico. El tantas veces citado historiador británico escribe, refiriéndose a este último ataque caribe-holandés: «Indudablemente inspirados y aconsejados por los «compra-esclavos» holandeses, los caribes, des– esperados por la perseverancia de los clérigos españoles, planearon el extenso ataque a las Misiones)). Y añade a continuación que la táctica desarrollada en el combate por los agresores y el plan ge– neral de la batalla «evidencian que no era obra caribe, sino que pro- cedía de mente europea)) 7 • • ' !bid., 41-2. 1 !bid., 49.

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