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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 497 prescindibles para la posible inteligencia del suceso escueto, y dejan– do para nosotros el discurrir las circunstancias y pormenores que se deducen de la exposición general. j Cuánta tinta gastaría uno de nosotros para describir un caso similar, máxime siendo nosotros mismos los héroes ... ! El juglar guaraúno es modelo. Con siete pa– labras y en cuatro versos despacha su hazaña: Eku 11aukore, guanariá ine, Guanarikore, nejerná ine. Cuando navegaba en el pedazo de curiara rota, vieja y podrida, naufragué, víctima de una violentísima borrasca. Al naufragar y quedar sin un triste palo a qué asirme, seguí nadando y recalé fe– lizmente a mi rancho ... Nadie mejor que este indio se merece el dictado de lobo de mar, en lo que este calificativo encierra de recio y honroso. Pero en este particular no hay diferencia entre los guaraúnos. Todos son lobos de mar o de ríos como mares, desde el niño de cinco años hasta el viejo decrépito. El guarao es más de agua que de tierra. Su vida transcurre entre el agua, la curiara y el palafito, total: agua. Les viene, pues, de perlas el calificativo de indios anfibios. Recuerdo aquella india que, procedente de Morajuana (Guayana Inglesa), hacia el año 1936, naufragó en la boca del Barima, en toda la imponente Barra de los Cangrejos; y que, después de haber atra– vesado los 28 o los 30 kilómetros que la separaban del otro lado, llegó a la pesquería del señor Horacio Herrera, cerca de la boca del Guakujana, en donde aquella misma noche dio a luz felizmente un robusto niño, que, es de suponer, será a estas fechas todo un lobo de mar, digno de la admirable loba que lo salvó del naufragio, lleván– dolo en su seno desde la boca de Barima hasta la del Guakujana. NÚMERO 383.-GUASIBI NOBO (El cayuco niefo), , . tt J ª 92 f ~U@•i 4: 9 9 U Ir U~~ ¡J 'JUJJI Gua-si- 6i no- bo me-ne-ba-ko- tu, gua-si- bi no- ' j , p 9 1 r ' ~- ~ ~ p , bo i - ba - je - ki- t - i- ne. Gua-si- bi no- bo a - si- IJ ~]]AIJ ' ! Ji 11 a - si - da - ro - ne e ., ku na - ru - te.