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496 P. BASILIO M. DE BARRAL ellas guardan la masa con que hacen el casabe, y también los guara– pos o casiris que fabrican para c:us fiestas. Refiriése en el canto el regreso a su ranchería de un indio que, encontrándose lejos de su casa, no tenía curiara para volver. En los cuatro últimos versos describe su naufragio. Resalta en los siete primeros versos la audacia del indio, que se embarca impertérrito en una gua-sibi nabo, que es como decir en un pedazo, roto, podrido y desfondado de lo que fue una curiara o cayuco. La simple palabra gua-sibi (cayuco roto), ya de suyo nos hablaría bastante alto del arrojo y dotes náuticas de quien osase embarcarse en ella para atravesar grandes distancias por ríos cauda– losos y turbulentos. Pero a juicio del juglar, gua-sibi no expresaba todo el estado de deterioro en que se encontraba aquel desecho de curiara; por lo que lo rebaja más todavía, añadiéndole el epíteto nabo, que significa viejo. Guasibi nabo, viejo y olvidado desecho de lo que fue una curiara. Y recalca todavía más en los versos si– guientes: Asidakore, asidarone, eku narute, como si dijera: Por desastrosa que esté, por más vieja, rota y podrida, aunque no tenga más que una astilla medio sana de la que pueda asirme, tranquila– mente me embarcaré en ella y recorreré las distancias, y atravesaré los ríos. Jugarse la vida llamaríamos a esto los que no somos guaraos. Mas esto, que constituiría un hecho heroico en gentes de otras ra– zas, es lo normal y ordinario tratándose de indios guaraúnos. Estoy seguro de que para ver a un hombre o mujer que han naufragado y que, en rmedio del más espantoso de los temporales. llegan a la ranchería asidos de un trozo de palo, ningún indio se levantaría de su chinchorro, ni el suceso les admiraría lo más mínimo. Pues ¿no son ellos, los guaraos, la gente del agua? ¿Quién se admiraría de ver una rana en tal situación? Y, por ventura, ¿no es el indio guarao tan del agua como las ranas? En los cuatro versos últimos el propio náufrago describe su nau– fragio, en que perdió el trozo de curiara y tuvo que irse a nado: Elcu naulcore, guanariá ine, Guanarilcore, nejeruá inc. Cuando navegaba, me fui a pique. Al irme a pique, me fui nadando. Enorme tuvo que ser el temporal para arrebatarle al guarao su pedazo de curiara, sin que le fuera posible recuperarlo; y épico su esfuerzo para alcanzar a nado su casa, a pesar de la borrasca ... Es modelo de serenidad y concisión esta última estrofa, en que el juglar, protagonista del naufragio, describe éste con una sobriedad y modestia únicas, ciñéndose a referir descarnadamente las ideas im-

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