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472 P. BASILIO M. DE BARRAL Entre los guaraúnos, la palabra casiri se oye casi exclusivamente en la banda meridional del Orinoco, de Imataca a Punta Playa, o sea, el Delta impropiamente tal, donde los indios, agricultores de cerro, cultivan en sus conucos la yuca amarga, la batata morada preferen– temente, el mapuey y demás tubérculos utilizados en la elaboración de dicha bebida. La bebida de los guaraobitu o guaraos enxebres, que diríamos en mi lengua gallega, por no encontrar otro término tan exacto en el castellano, no es el casiri, sino el jobi-nona o gua– rabo (guarapo), bebida fabricada del jugo de la caña dulce que ellos pueden cultivar aun en los terrenos más fangosos. Tanto la fabri– cación del casiri como su propio nombre, son importaciones cari– bes. El término caribe kachirí, agudo y cerrero, se allana y suaviza al hacerse guaraúno, que es como decir marinero cien por cien; pierde su acento penetrante de punta de flecha, para adquirir lá sinuosidad de las ondas tranquilas, convirtiéndose en kasiri. Entre los caribes del Roroima, Gran Sabana, etc., el kachirí for– ma parte de la mesa familiar diaria, como el vino en los países cose– cheros, en que abunda la uva. Entre los guaraúnos, por el contrario, el casiri es artículo de lujo, reservado para los días en que repican gordo. Dos días antes toda la fratna se pone en movimiento: unos se ocupan de arrancar y acarrear del conuco la yuca amarga, la ba– tata m-orada, el mapuey, etc., o si no, la caña de azúcar; otros se entretienen en limpiar la yuca y rallarla; éstos se afanan haciendo casabe; aquéllas, tostándolo para después mascado o desmenuzar– lo; las de más allá, cocinando yuca, mapuey, batata, etc., con el yare o jugo venenoso extraído de la yuca amarga de que se hizo el casabe. Y mientras tanto, otros preparan la canoa o gua-sibi en don– de ha de comenzar la fermentación de la bebida, y las vasijas en que ha de ser envasado para que termine de fermentar. Rallada la yuca amarga, exprimen o prensan en el sebucán la masa rallada para hacer casabe; y el yare o jugo venenoso de la yuca, lo recogen y vierten en un pailón puesto al fuego con agua, batata machacada, yuca amarga, mapuey, etc. Al mismo tiempo ponen a tostar tortas de casabe, hasta dejarlas medio quemadas. Parte de estas tortas medio quemadas se reparte entre los asisten– tes para que las mastiquen; y lo masticado lo recogen en varias totumas 1 • Otras tortas se dejan sin masticar, para luego desmenu- 1 No es necesario para obtener excelente casiri poner en práctica esta costumbre asquerosa y nauseabunda, corriente entre los indios. Ellos aseguran que la mastica– ción del casabe quemado es necesaria para que la bebid:i resulte fuerk y con cierto agrete (agcra tanc). Pero lo cierto es que el casiri que en la que fue Casa Misión de San José del Amacuro fabricábamos a veces los Misioneros, nada tenía que envidiar al fabricado por los indio~, y aun éstos lo preferían al suyo.
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