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24 P. BASILIO M. DE BARRAL Con avidez de goloso, pero sin torbellinos de arrebatos, comencé a realizar mi plan, echándome a buscar la pista de motivos guaraú– nos y siguiéndola hasta dar con sus fuentes. Y, ¡ bendito sea Dios, qué gratas sorpresas me estaban reservadas! Cuando me creía reco– rriendo el más estéril de los desiertos, la realidad iba descubriendo ante mis ojos la más exuberante de las florestas. Ya no había duda de que el seudo-desierto guaraúno era «camou– flage», forjado por la ignorancia y los prejuicios contra aquellos po– bres indios. La predicción del P. Kooksey había resultado profética: Si la almendra guarazína no ha sido apetecida, es porque su áspera concha no ha sido quebrantada. Por aquel mismo tiempo el R. P. Alvaro de Espinosa comenzaba también sus acopios folklóricos en la Casa Misión de Araguaimujo; y aunque no permaneció mucho tiempo entre los indios guaraos, tuvo la ventaja de tropezar con una mina tan rica como la de varias docenas de cuentos indígenas, dictados casi exc1usivamente por una sola persona que dominaba las dos lenguas, castellano y guarao, y aprovechó muy bien el tiempo, tanto en sus estancias en la Misión, valiéndose de los alumnos del internado para transcribir canciones, como en sus correrías por los caños, en que procuraba oír los cantos en su propia salsa, es decir, en su genuina interpretación coral seu– docanónica, de que hablaremos en su lugar. De este modo, con el trabajo constante de muchos años -¡ ben– dito trabajo !-se ha logrado escribir el presente libro que, por COfr· tener el canto popular guaraúno en su doble elemento de música y letra, bien podemos afirmar que contiene las vibraciones, llamaradas y efusiones del corazón y del alma del pueblo guarao estilizadas so– bre el papel. * * * Respecto al título que lleva el libro, qms1era hacer constar dos cosas: que al denominarlo así no pretendo decir que en él se haya recogido, hasta agotarla, toda la música religiosa y popular de los indios guaraos, pues creo que resta por recoger mucho más de lo recogido. Que Dios me dé vida y medios y no se hará esperar mu– cho tiempo una nueva producción. El título significa tan sólo que la obra tiene la suficiente exten– sión y densidad como para que pudiese ostentar con justicia el de Cancionero Guaraúno, ya que en ella figuran canciones de todas las zonas y de casi todas las rancherías existentes en el Delta. No se quiere decir, empero, que las canciones aquí recogidas sean todas originariamente guaraúnas en cuanto a la melodía o a la con-

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