BCCCAP00000000000000000000485

436 P. BASILIO M. DE BARRAL En el canto refiere un indio su encuentro con un cachorrito de tigre. Es notable la ingenuidad, frescura y economía de palabras, sin ser escaso de conceptos, con que sabe relatarlo. Entretenido en un necesidad natural en un escondite de la playa, oye hacia un lado restallar los palitos secos, como si algún ser viniera pisando cautelosamente sobre ellos: terein, terein, terein, y de seguida una especie de jipido, que el juglar imita con la ex~ presión onomatopéyica tiií, propia de los tigres pichones. Tiií jae. Sobresaltado el indio dirige su vista hacia aquel lado, tropezando sus ojos con los de un cachorrito de tigre, que viene lentamente ca– minando sobre los palos caídos, haciéndolos crepitar. Terein, terein, terein ... Y aquel tigrecito no era pintado, ni mariposo, sino rayado, a-jabajabau tía. El encuentro sorpresivo de los ojos del tigre con los del indio en tal postura, hace detenerse al felino, que, entre tímido y furioso, vuelve a exhalar su típico jipido: Tiií. Y, aunque el canto no lo dice, es de suponer que, ante el respeto que siempre el hombre impone a la fiera por feroz que ésta sea, el tigrecito volvería grupas inmedia– tamente, tomando las de Villadiego, pues de haberlo matado no se hubiera dejado el indio su hazaña en el tintero. Guaja a-kari narukore ine kimakore, al ir a la punta de la playa y mientras hacía de vientre. Llama la atención en las rancherías gua– raúnas, no influenciadas, la delicadeza y reserva en lo tocante a la satisfacción de ciertas necesidades naturales, saliendo con ello ga– nanciosas la moral, la higiene y la estética. Tobe sanuka, dau terein, terein, tiií jae: Un tigrecito, los palos terein, terein, ¡tiií!, rugió. En este pasaje puede apreciarse, en pri– mer lugar, la propensión de los guaraos a imitar en su lenguaje los sonidos. De ahí la abundancia de términos imitativos y de nombres onomatopéyicos: terein, terein, imitación del sonido o crepitación de los palitos al ser pisados por el tigre; tiií, imitación del jipido del mismo. Puede apreciarse igualmente con qué facilidad suprimen el verbo, siempre que sin él no sea difícil interpretar el sentido de la frase. Se ve por ello que la lengua tiende a la aglutinación y que su carácter es yuxtaponer ideas y prescindir en lo que sea posible de las palabras : Tobe sanuka, dau terein, terein, tiií jae. Un tigreclto, los palos terein, terein, tiií, rugió.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz