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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 23 tancias históricas por las que los guaraúnos fueron apartándose del trato con las demás tribus, encerrándose en sí mismos y enquistán– dose -digámoslo así- en su primitivismo retrógrado. Por otra parte -sigue diciendo el articulista-, nadie, hasta aho– ra, se ha tomado la molestia de sacarlos de ese hermetismo, procu– rando estudiar a fondo su lenguaje para poder sacar a luz su acervo etnográfico de creencias, mitos y leyendas, cuentos y tradiciones, música y poesía, elementos que nos darían la base para enjuiciar su grado de sensibilidad artística y la capacidad de sus facultades anímicas. Sólo entonces podríamos sentenciar si la raza guaraúna es más o menos que las demás razas aborígenes, llámense caribes, arua– cos, chaimas, akabayos, etc. Y termina el artículo diciendo que quien aquello hiciera, haría una obra de indiscutible mérito, no sólo por el aporte que llevaría a la ciencia etnológica comparativa y por la ayuda que prestaría a los misioneros, sino también considerándola a través del prisma de la caridad cristiana y social, ya que se trata nada menos que de redi– mir y rehabilitar a toda una raza grabada desde siglos con el estigma del menosprecio 1 5. Esta luminosa observación del celoso misionero irlandés me in– teresó enormemente, sientiendo entonces el primer impulso de dedi– car mi vida al estudio de estos indios, no con la infantil pretensión de ser yo el redentor echado de menos por el P. Kooksey, sino con la clarividencia de que aquella obra caía de lleno dentro del marco de nuestra actuación como misioneros. Era terreno de nuestra par– cela, porción del campo que había de ser cultivado con nuestras manos y regado con nuestros sudores apostólicos. Si alguien habría de ejecutar aquella obra de redención, ¿quién más llamado a ello que un misionero católico, hombre consagrado en alma y cuerpo a promover el bien de los indígenas? Sin dejarme acobardar por el complejo de mi poco valer, y con– vencido, por otra parte, del resultado útil que siempre hay derecho a esperar de una vida bien aprovechada, formé la resolución, que hasta la fecha no creo haber quebrantado en cosa notable, de consa– grarle mi vida disponible, esto es, los retazos de tiempo que me dejase libre el cumplimiento de mis deberes. Mi radio de observación y de acopio se extendería a cuanto lle– vase el sello de lo guaraúno: Creencias, mitos, leyendas, cuentos, costumbres, poesía, música, etc. ¡ Quién sabe si aquellas gotitas que me proponía recoger llegarían a formar un riachuelo muy aprovecha– ble para engrosar el caudal de la etnografía comparada! 1 5 British Guiana Mission !oumal. Lamento no serme posib\e citar el número de la revista ni otras circunstancias de rigor crítico por no poseer la colección.

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