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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CA~CIONERO 17 junto de prácticas y actos rituales, que forman su culto, corno va– mos a ver. Los indios guaraos temen a los genios y espíritus maléficos. Te– men igualmente y veneran al Gran Espíritu o Gran Jebu. Además, tienen la persuasión de que tanto a los espíritus inferiores corno al Gran J ebu se les puede irritar y aplacar, hacérselos benévolos o enemigos. De este temor y de esta persuasión proceden, corno queda dicho, todas sus prácticas religiosas y actos de culto, los cuales muy apu– radarnente podríamos reducir a los cuatro grupos siguientes: Fiestas propiciatorias; ministerio del güisiratu o sacerdote étni– co; culto a los muertos; ofrenda de las primicias y dieta guaraúna. Los actos de culto que en las fiestas propiciatorias o de las ofren– das se practican, son, entre otros: Oraciones corales, cantadas por todos los indios varones; danzas litúrgicas; ofrenda de los alimentos raciales, aru kuare usibu (pan y pez); representaciones escénicas y juegos en obsequio del Ser Su– premo o Gran J ebu. El teurgo o güisiratu mantiene el culto en los santuarios étnicos, denominados Jebu a Janoko o casa del Espíritu; cuida de los objetos sagrados de los indios, corno son }as maracas teúrgicas, los karekos, daunonas, etc.; ejecuta los sahumerios o fumigaciones li– túrgicas, por el procedimiento guarao, o sea, fumando. Para ello tiene en el mismo santuario guarao un pequeño fogón o braserillo, cuyo fuego no debe apagarse, y manojos de güinas piacheras, o sea, cigarros liados con cierta piel que suelta la palma de rnanaca. Orga– niza y preside las fiestas y danzas sagradas. Donde no hay teurgo no pueden celebrarse tales fiestas. Presenta y ofrece al J ebu Arotu (Gran Espíritu) las ofrendas de los indios, y encabeza siempre los juegos sagrados, corno veremos en su lugar. Canta sus oraciones o ensalmes en las horas prescritas por su liturgia tradicional 12 • Vigila 1 2 Es de ley para el teurgo o güis:ratu el canto vespertino y el matinal, y siem– pre que el teurgo lo cree necesario para aplacar al Jebu, sobre todo cuando ha so– ñado algo interesante, pues el sueño es interpretado como una comunicación directa del Jebu. En estos casos, tan pronto como despierta, salta del chinchorro y se pone a recitar sus ensalmes, quebrando abruptamente el silencio de la ranchería. Otros piaches más vehementes, al despertar, se van corriendo a donde tienen la maraca y acompañan sus recitales con los redobles de la misma. Cantan también los piaches cuando sucede alguna desgracia en la ranchería: cuando las maracas sagradas han sido profanadas o se han mojado; y, sobre todo, cuando los indios, en grupos i;u– merosos, salen por días para otro Jugar. En estos casos canta el piache al salir los indios, para protegerlos contra los malos espíritus, y cuando regresan. para ahu– yentar a los espíritus malos que pudieran venir con ellos. (Véase en otro lugar el curiosísimo ceremonial empleado por los teurgos mariuseros en las excursiones de aquellos indios a la vecina isla de Trinidad).

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