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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 271 circunstancia de su aislamiento como ventaja para poder vivir su vida de daunarao o selvática. Pero no pueden prescindir de ciertos artículos que la civilización suministra, como vestido para sus mu– jeres 3, herramientas indispensables, como el machete y el hacha, que necesitan hasta para fabricar sus arpones y lanzas. Para lograr tales artículos no tienen otro remedio que dejar sus fangales y or– ganizar las remontadas a los pueblos criollos. Tales remontadas resultan penosas, y no es de extrañar que a su regreso se sientan enfermos, atribuyendo lo que es natural efecto del cansancio y la dureza del viaje, a la acción de la hechicería, renegando de haber salido de sus ranchos y protestando no volver a salir. Pero la eficacia de tales propósitos no puede durar mucho más de lo que tarden en pudrirse sus vestidos o inutilizarse sus herramientas. En cambio, en el Macareo, teniendo extensos morichales en donde satisfacer sus inclinaciones de primitivos y buenas tierras para hacer sus semen– teras, pueden comerciar con los criollos o con indios civilizados 4 , bien sea vendiéndoles sus manufacturas, o bien trabajando para ellos. En esa forma se les hace fácil conseguir lo que necesitan sin necesidad de los temibles desplazamientos lejos de sus rancherías. Esas ventajas, vistas por los indios de las zonas aisladas, los ha he– cho correrse hacia el Oeste, buscando el desahogo del caño grande, Macareo, en donde encuentran un aislamiento relativo, que no en– contrarían saliendo a respirar por la banda oriental de Mariúsa, bien sea por el ((Caño de la Tortuga)), hacia Araguíto, habitado por criollos, o bien por las tierras del Güiniquina, Araguabisi y Ara– guao, habitadas por fratrías hoy más fuertes que los mariuseros, y, sobre todo, controladas por la disciplina misionera. Pero entre el elemento aborigen que llega al Macareo, se obser– va el fenómeno de las olas del mar: que las unas empujan a las otras, obligándolas a desbordarse. Sin ese fenómeno, la densidad de la población guaraúna del Macareo debería ser más conside– rable. Esto que yo llamo fenómeno del desbordamieñto se explica así: Las fratrías guaraúnas se temen mutuamente, sobre todo a las de Mariúsa, y cuando emigran en fracciones, los emigrantes temen a los que se quedaron. Ahora bien. Al aparecer una indiada mariu– sera en las costas del Macareo, las rancherías tiemblan de pánico a la magia o teurgia de los advenedizos daunarotus, y se apresu– ran a obstaculizar su establecimiento cerca de ellos, declarándoles la guerra del dee o chismorreo, para indisponerlos con los criollos 3 A las guaraúnas ya no las satisface el daya de antaño ni tampoco el nasikara o guayuco. 4 En Macareo existen indios solventes, a quienes el Comercio y el Banco acre– ditan con más seguridad que a los mismos criollos.

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