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270 P. BASILIO M.. DE BARRAL atropellos de que habían sido víctimas los indios. Estos informaron minuciosamente al Misionero de cuanto había ocurrido v de las in– tenciones que tenían de hacerse inaccesibles a los blanc~s, bien in– ternándose en las selvas de Mariúsa o pasándose a la Guayana Bri– tánica. El Misionero los tranquilizó, asegurándoles que el inhumano atropello no volvería a repetirse, y que los niños raptados retorna– rían a sus hogares; que regresasen a Vuelta Larga y recogiesen sus animales, si alguno les había dejado el tigre o sus aprovechados ve– cinos criollos; que limpiasen sus haciendas y reorganizasen su ran– chería. Los indios se animaron y desecharon la idea de alejarse del Macareo. Desde entonces los indios makeriaraos o maqueriteifos residen por temporadas en Vuelta Larga y en Juaneida. h) Los bakarao o «bacalaos)), Proceden de la margen derecha del Mariúsa, hacia Güiniquina. Como todos los mariuseros, pertene– cen a los jomzaraos, moradores de las juanas o cañitos. Esta frac– ción de los bakarao corridos del Mariúsa al Macareo, se ha subfrac– cionado, formando actualmente tres fratrías principales. c) Los najoromos, fracción de la tribu de ese mismo nombre, residente en Mariúsa. Su ranchería principal está emplazada en la boca del Nabasanuka, a la vista de Guapoa. d) Los moyotu o moijotu, también de origen mariusero, pero de mucho tiempo atrás residentes en el caño Tucupita. e) Los kukuritos, capitanía guaraúna formada por una agrupa– ción de indios de distinta procedencia, representados por un indio acriollado y de lengua castellana, llamado Kukurito. El juglar se entusiasma en el canto, admirando las ventajas y hermosura de su Macareo lindo: Makeri, Makeri, yakerabitu. Macareo, Macareo, bonísimo, lindo. Y a !a vista de su río protesta de que no lo cambiará jamás por otro lugar: Tai kuare Por eso ine emo narunaja. yo no me alejaré de él. Si reparamos en la población aborigen de este caño, veremos que no es sólo el juglar quien se entusiasma por él, sino que sus ven– tajas llenan el ojo a los lejanos indios de las juanas, ya que toda la población m_aqueriteña de Mariúsa procede de él, como ya se ha hecho notar. En efecto. La única ventaja de que pudiera alardear en sus es– condrijos de Mariúsa el morador de aquellos fangales ignotos sería su absoluto aislamiento del mundo civilizado. Ellos consideran esa
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