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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 247 ya que con el muerto se debe enterrar lo que tenía de su pertenen– cia. Y así lo hacen a veces. Pero por no venir siempre a medida la curiara por demasiado pequeña o por demasiado grande, lo co– rriente es amortajarlo en un bongo o canoa nueva, labrada ad hoc, que hacen de una madera blanda, fácil de trabajar. Tumbado el árbol, le dan la forma de canoa guaraúna o gua-ji– baka, embarcación puntiaguda, la curiara. Lo ahuecan y dentro de– positan el cadáver, encerrado, como atrás describíamos, dentro de su propio chinchorro. Una vez depositado el cadáver en la canoa, forran ésta con pen– cas de palma, sujetas con mamures, y luego la recubren con una capa de barro para forrarla por segunda vez con palma y mamures. A veces prescinden de la canoa, reduciéndose el amortajamiento a empaquetar, digámoslo así, el cadáver directamente con hojas de palma y mamures, dejándole siempre la forma de canoa con doble proa o punta. Esta forma de amortajar se acostumbra en aquellas rancherías que disponen de tierra seca en donde pueden enterrar el cadáver. Tales son, entre otras, Teko-Burojo, Burojoida, etc. En algunas rancherías depositan los cadáveres en rancho espe– cial que tienen al lado de la vivienda familiar. Otros indios con– vierten en cementerio la propia vivienda, que abandonan inmedia– tamente, emigrando a otra parte. Pero lo auténticamente guaraúno es la sepultura al aire libre, dejando el ataúd en medio de la selva, montado sobre dos horquetas v_erticales, de uno y medio a dos metros de altura, clavadas en el suelo. Así termina el indio su existencia en este mundo, como auténti– co gua-(a)rao u hombre embarcado. La curiara fue su compañera inseparable durante su vida. Y en el regazo amoroso de esa compañera fiel reposarán sus despojos mortales hasta convertirse en polvo ... Guarao, «el hombre de las embarcaciones)), «el eterno nave– gtmte)). El trasiego Al pudrirse la canoa fúnebre, verifican el trasiego de los restos mortales a otra canoa nueva, repitiéndose la operación hasta que los huesos quedan descarnados y secos. Entonces varias tribus, y acaso antiguamente todas, recogen los restos de los miembros de la familia en mapires y los transportan consigo para tenerlos cerca de la vivienda.