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4 P. BASILIO M. DE BARRAL mero, que las muchachas jóvenes aceptan y aun prefieren a los más viejos; no es cosa nunca vista encontrarse con indios caducos, que ya se tambalean por el peso de los años, de brazos de una muchacha recién salida de la niñez. Segundo, que, aparte de las mujeres que forman su harén, esos indios seniles suelen tener consigo una ani– bakaida (muchacha próxima a la pubertad). no en plan de mujer efectiva, sino de prometida garantizada y protegida. Dijimos que la poligamia estaba en línea descendente; sin em– bargo, existe en grande escala y no será fácil que desaparezca en breve. La misma oposición de los idamotuma a In dispersión del personal de la ranchería, incluso para casarse, y que impone el ma– trimonio entre los miembros de la misma familia, agudiza este pro– blema. Las muchachas, al llegar a su edad, reclaman marido y no siempre encuentran pareja entre los varones de la fratría. En estos casos, para que las muchachas no se les huyan a las rancherías veci– nas en busca de novio, lac; di;tribuyen entre los indios de ~a propia, aunque tengan ya mujer. J\. ,·eccs ellas se o_nonen a la coyunda i:n– puesta; pero, si no tienen la suerte de poder fugarse, cosa no fúcil por la ,igilancia en que las tienen desde que comienzan las sospe– chas, al cabo terminan por resignarse a entr2r en el harén, compar– tiendo el tálamo con las otr;: 0 ; mujeres del indio, quienes desde ;:;se momento comienzan a darle el nombre de dajía, hermanita. Los guaraos tienen como fuentes básicas de su s'Jbsist,:ncia la pesca y e.! bo,,que; y como subsidiarias, b cac:::rí,1, rc:;tri;1,·,ida a cierta clase de aves, animales y reptiles. y la agricultura en pe 1u,.>iia escala. En el bosque encuentran su pan en los clin:rso•; c,,!_!ollos de palma, y sobre todo en la ccleb,5rrima füc11la extraída d2i trcnco de Lt l'vburitia flexuosa o palma de moriche, con la qc:::: cbbO"an la torta de yuruma, que los guaraus consideré:n co1T.o ,;u pém ncial, el que k; dcnidvc las energías y le consen·a la furtalC':~,1; y de los tronco; podrido; de esas mismas palma:; cxí.racn las 1m:r:t ·co· 2 a,; larvas o gusanos (manteca viva, dice de elles Esp:1sa Cdpc). que tan agradables son al paladar de los aborígenes. y que les re ;u::ln:n OIJÍ– paramente todas sus crisis gastronómicas. Actualmente suelen tel1'..'.r sus pequefias labranzas agrícnlas, en las que cultivun ato cL, maíz, caña y diversas clases de tubérculos, sobre todo el daxín, que se produce en las tierras fangosas, y que constituye el pan corriente de las gentes del litoral. De unos afios acá vienen haciendo siembras de arroz, cuya cosecha venden íntegramente para procurarse, con el producto de su venta, los artículos que más necesitan. Existen también rancherías flotantes, supeditadas a una empresa o familia, de las cuales reciben los medios de subsistencia a cambio de su de– dicación laboral

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