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212 P. BASILIO M. DE BARRAL La música de los ensalmes La música de los ensalmes teúrgicos es muy sentida e impre sionante. El tinte. de misterio en que parece estar diluída resalta sobrema– nera en el ambiente en que se desarrollan las escenas) que suele ser en medio del silencio sepulcral en que yace la ranchería, conster– nada por la gravedad del enfermo y el pavor a los jebus, en las altas horas de la noche. La variedad es muy escasa, precisamente por las mismas razones que señalábamos al hablar de las letras de los ensalmes teúrgicos. Una muestra de esta música ya la hemos anticipado en el capí– tulo precedente al describir la sesión piachera oída en Araguabisi. Seguidamente se insertan las pocas más que he podido recoger en diversos lugares. NÚMERO 84.---EL GÜISIRATU INVOCA AL GRAN JEBU (1). 4 ~h¡,b ! I p· 9 1 r,, Ji i/ ,\ ~ f":\ ffl j 1I - - yé! __ 1 D iYe! ____ J,JJ]I J. -¡----., i - ji ma No-bo Diha-gua-ra- tu, i - yé! ., 10\)lf o ffl 1 i I - - yé ! ____ f":\ IJ AA.AA.P di - ha - gua - ra - tu_ J} 11 iye, i - ji ma no - bo diha - gua - ra - tu. i - ye! Aunque he preferido someter a compás este ensalme para dar una idea más precisa de su ritmo, con todo su aire debe considerar– se libre, o por lo menos que su adaptación al compás sea sumamente flexible. Lo mismo quiero advertir respecto de los demás cantos de piache.

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