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CAPÍTULO X PIACHEO TEURGICO A las descripciones, tan sugestivas como ingenuas, de las inteli– gentes indias amacureñas, descripciones que he procurado transcri– bir con la mayor fidelidad y gran cariño, poco tengo que añadir de mi cosecha, aunque sí algo. Ello es debido a que, por describir las indiecitas solamente escenas por ellas mismas presenciadas en sus rancherías, sus relatos tenían forzosamente que pecar de localistas, haciendo resaltar demasiado circunstancias y aspectos particulares de aquella localidad, no esenciales a la piachería del teurgo, ni de uso universal entre los guaraos. Líneas fundamentales de la piachcría teúrgica Comenzaré diciendo que la actuación del güisiratu se desarrolla en un diálogo entre el teurgo o piache y el jebu o espíritu posesor del paciente, que es en el pensamiento de los indios la causa eficiente de la enfermedad. El teurgo-médico, güisiratu, con su carácter y poder sacerdotal, se encara con el espíritu malhechor: lo interroga con entereza y trata por las buenas de inducirlo a que salga del enfermo, su pa– trocinado. Al negarse el jebu -lo que sucede siempre-, acude el teurgo a sus recursos suprahumanos. Su poder como teurgo es gran– de, por estar en comunicación con los espíritus buenos, sobre todo por su privanza con el Dijaguara, principio y origen de la vida en el mundo visible, lo mismo que en el ultramundo. En este plan de superioridad teúrgica, conmina al jebu, como ultimátum, la orden fulminante de desahucio. Si el jebu o espíritu malo es demasiado fuerte y resiste al exorcismo, es decir, si la en-

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