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184 P. BASILIO M. DE BARRAL guaraúno y el Arotu, Señor, Dios. En las fiestas de los N oguara o ágape teúrgico en obseqiuo del Jebu, sucede exactamente lo mismo, corno puede repasar el lector. Pertenece, además, al ministerio del güisiratu atender al culto en la casa santa o casa del Jebu, cuidando de las marakas, karekos. daunonas y demás objetos teúrgicos de los indios, cantando sus salmodias mañana, tarde y entre día, y fumando sus giiinas o ciga– rros piacheros, cuyo significado tiene mucha mayor proyección que la de satisfacer el vicio de fumar... La güina en labios del teurgo significa para los guaraos lo que para nosotros el incensario en manos de nuestros sacerdotes. Finalmente, en caso de alguna profanación o atentado contr::t cualquiera de estos objetos sagrados, marakas, karekos, daunonas, etcétera, por cuenta del güisiratu corre la obligación del desagra– vio, como vimos en el caso referido del piache Lorenzo. Por último, corresponde igualmente al ministerio del güisiratu implorar la protección de los jebus en favor de los indios de la fratría, cuando éstos tienen que alejarse del caserío para emprender una marcha o excursión peligrosa. Como típico ejemplo de esto último, voy a transcribir de mis apuntes misionales la costumbre que aún conservan los indios de Mariúsa, y que hasta hace pocos años era común en las rancherías de Araguao, Araguabisi y Gi.ii– niquina, cuando viajaban a la vecina isla de Trinidad: uLos guaraúnos de las bocas del Orinoco traficaban hace pocos años --y aun trafican los de Mariúsa--, con la vecina isla de Tri– nidad, llevando, para vender o cambalachear, curiaras de perros, loros, cera silvestre, chinchorros y otras manufacturas de su in– dustria. Los chinchorros los llevaban envueltos en hojas de temi– che; pero tan bien empaquetados, que, aunque cayeran al agua, no podrían mojarse. Para librar los ojos de las salpicaduras del agua salada al atravesar el Golfo de Paria, llevaban un antifaz doble, hecho de fibra de moriche, que les cubría la cabeza y les llegaba al pecho. Tienen su estilo en el golpe de los canaletes para detener las salpicaduras del agua salobre. Al venir hacia ellos la ola, levan– tan el canalete y lo ponen delante del rostro, inclinando al propio tiempo la cabeza, y dando todos, a una, cierto grito típico. Antes de salir la expedición, maraquean los teurgos para proteger a los expedicionarios contra los malos jebus; y también maraquean el día en que calculan emprenderán la travesía del Golfo. «Los expedicionarios salen de la ranchería cantando sus ensal– mes y dando un grito ritual, que denota se van para Trinidad. Allá venden o cambian sus perros, pájaros, chinchorros, etc., y, com– prando algunas cosillas, regresan otra vez ...

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