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CAPÍTULO V EL ((JOEBOll PARTICIPADO l.º CONSAGRACIÓN DEL ((GÜISIRATUll Y SU CARÁCTER SAGRADO Ya vimos atrás cómo el teurgo guaraúno pasa, en virtud de su consagración, a formar parte del Joebo del Dijaguara, ya que reci– be la inhabitación de Maguari, espíritu del Güisiratu Arotu, Señor de los pontífices. Su consagración coincide, en sus líneas funda– mentales, con la de los piaches de las demás razas americanas aborígenes: retiro y continencia, dieta total de comida y bebida, abuso de los narcóticos, en el caso guaraúno, del tabaco fumado. Transcribo el siguiente diálogo en el cual uno de los más re– nombrados teurgos de Mariúsa, el tantas veces mencionado Bal– domero, me hacía en el año 1942 la descripción minuciosa de su aprendizaje y consagración como güisiratu: Magua,i ma güisiratu i-namoninae. Eku i11e Maguari bakaya: el Maguari es quien me ha convertido en teurgo: yo llevo dentro de mí a Maguari. Y para dar más peso a sus afirmaciones, me muestra los diez dedos de ambas manos, abiertas y extendidas delante de su frente. Y me dice, poniendo primero el dedo índice de la mano derecha sobre la yema de cada uno de los dedos de la mano izquierda, y después el índice de la izquierda sobre la yema de los de la dere~ cha: -Mí. Ya tamaja -y señalaba un dedo-, ya tamaja -y se– ñalaba otro, y así sucesivamente hasta recorrer los diez de las dos manos-, najoroae ekidabitu: mira: un día. y otro, y otro, hasta diez, no comí absolutamente nada.