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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 169 Al mostrarles la figura que representa Satanás, rey del infierno, una muchacha .exclamó por su cuenta: Tamaja Borasire, éste es el Borasire. Luego, al mostrarles al Angel de la Guarda con sus alas extendidas, y explicarles el oficio que desempeña como Custodio de los hombres, la misma muchacha se expresaba así: Tataine ta– maja Borasire yana. Tamaja, Dioso: en cambio, ése no es el Bora– sire, ése es Dios. Les quería bautizar unos niños, quienes, al ver asomar la cu– riara, se habían huido al monte. Como tardaban en venir, a pesar de llamarlos a grandes gritos, un poco preocupados decían los in– dios: Kuaremabi; naonaja; Borasire konaruae mojoro: tardan mu– cho, no vienen: a ver si se los ha llevado el Borasire... n Hay, pues, en este jebu duende bastantes puntos de semejanza con el Namoní. ¿No será el mismo duende con diferentes nombres? GRUPO TERCERO l.º El Masisikiri El jebu duende Masisikiri está representado por algunas aves, llamadas pájaros brujos, a las que los guaraúnos dicen los pájaros del 1nasisikiri. No es que dichos pájaros sean el Masisikiri, sino que en ellos reside ese Jebu duende. Por eso, donde cantan esos pája– ros, allí creen los indios está el Masisildri; y así se explica el pá- 1 nico de ellos cuando los oyen cantar. Que yo sepa con certeza, estos pájaros del Masisikiri son dos: el Mczsisikiri y el Tobesía. El Masisikiri pájaro, denominado por los criollos fin-fin y por los guaraúnos domu sanuka, y también masisikiri, es una avecilla diminuta, de color rojizo, que vive escondida entre la fronda de los árboles. ~ Sumamente esquivo, pocas veces se deja ver. Su canto es me– lancólico y evocador: tres notas aflautadas, que recuerdan el trío gemebundo del c<perico ligeron. El Masisikiri duende se representa también a la imaginación de los indios en forma humana. La facha que le atribuyen es defor~ me, más que la de los restantes jebus duendes. Lo representan con el cabello encrespado y borrascoso; las piernas desproporcionadas por lo cortas; los pies chiquitos, como cortados por la mitad. Uno de ellos lo tiene muy torcido, siendo esto la mejor señal para co– nocerlo. Por eso, cuando se encuentra con algún indio, se esconde el pie torcido detrás del otro para que no lo reconozcan... Estos detalles he comprobado ser generales en la idea que sobre el cé– lebre duende tienen los indios del Amacuro, Barima, Arature y los de casi todo el Delta del Orinoco.

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