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168 P. BASILIO M. DE BARRAL Pero ya apenas podían caminar de cansados que iban. Entonces vie– ron a la persona que buscaban. Esta corría mucho para adelante. Los que venían detrás le gritaron: <<Espérate un poco.)) El otro, asustado, volvió atrás la vista y esperó. Le preguntaron: << ¿Por qué has venido?>) El se puso a llorar y no podía responder. Lo llevaron a su rancho y allí el indio, ya tranquilo, les contó lo que le había pasa– do. «Cuando yo estaba en el monte, apareció delante de mí como mi papá, y me dijo: Levántate, hijo mío, pronto. Yo fui con él para el monte, sin saber quién era el que me llevaba.)) Así son los Namo– níes.)) (Mercedes, india del Amacuro.) ((Namoní es uno de los jebus malos que, para engañar mejor a los indios, se les aparece en forma de amigo. Cuando un indio va solo por el monte, se le aparece Namoní. El indio se asusta. Namoní le dice: «No te asustes. ¿Quiéres venirte conmigo? En mi casa hay comida de todo: cangrejo sabroso.>) El indio, muerto de miedo, no puede contestar. Entonces el Namoní se transforma allí mismo en tigre y lo destroza. Pero si el indio no se asusta, sino que le respon– de y se ríe con él, entonces Namoní lo lleva a su casa, que tiene en lo más espeso del bosque. Allí le enseña el secreto de transformarse también en tigre, quedando entonces el indio cambiado en NamonL Cuando los indiecitos están solos, se les aparece el Namoní y se los lleva consigo. Al volver los padres a sus casas y echar de menos a sus hijitos, van a buscarlos por el monte; y si después de buscar– los mucho tiempo no los encuentran, llaman al piache. El piache llama con la maraca a los espíritus de estos indiecitos. Cuando las almas o espíritus llegan al corazón del piache, el piache habla con ellos. Los indiecitos dicen: «Nosotros estamos con Namoni, ha– ciendo el oficio de tigres NamonÍ.>> (Tomasa Rivas). «El Namoní dicen los indios que es el tigre, y que cuando los indios van al monte, viene Namoní y les rompe el cuello ... ¡ Pobres mi papá y mi mamá, que sólo sabían estas cosas ... >) (Onésima Mi– randa). 2.º El Borasire Es el duende que nombran los indios de la región comprendida entre los ríos Manamo y Cocuina, al que atribuyen cualidades que nosotros atribuimos al diablo. Tuve ocasión de comprobarlo el año 1941 en la ranchería de Jokujuba, en el Cocuina, afluente del Manamito. Les explicaba a los indios algunas verdades católicas, valiéndo– me de los cromos catequísticos editados por la Buena Prensa de París.

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