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164 P. BASILIO M. DE BARRAL 3." Jebu Karibe A nadie que sepa algo de historia americana extrañará el que los guaraúnos considerasen a los caribes, no como a hombres, sino como a duendes u ogros pésimos, dadas las atrocidades que cometían y el concepto de antropófagos en que eran tenidos, con razón o sin ella. Aquel mal concepto de los feroces caribes ((caza esclavos)), se conserva vivo a través de los años, transmitiéndose de padres a hijos. - En la mentalidad guaraúna, los caribes son verdaderos duendes o espíritus malos, de la ,misma índole que los Kanainzas: fieros, tru– culentos, antropófagos, perseguidores y enemigos eternos de los otros indios. sean o no guaraúnos. Tan parecidos nos los muestran en sus descripciones a los Kanaimas, que apenas se diferencian más que por el nombre. Pero los indios que distinguen entre el Ka– naima y el Karibe -que no son todos-, atribuyen a este último más crueldad todavía que al Kanaima. 4." El Banaru Este T ebu duende se nombra entre los indios joanaraos (Mariú– sa, Güiniquina, Araguabisi) y restantes indios desde el Sacupana hasta la Boca de Navíos, por toda la banda izquierda del Orinoco. Al salir los muchachos en las enriaras. les gritan los otros indios: jBanaru, oy!, ¡ cuidado con el Banaru! ... A este duende lo describen a manera de nuestros ogros: un monstruo gigante, de dientes afilados, que le sobresalen de los labios y que se alimenta de la carne de los indios que encuentra por los montes; que aparece y desaparece en un momento, y se transfor– ma, no sólo en tigre -como elMu-simo y el Namoni-, sino en cual– quier objeto, v. gr., en comején. Otros indios añaden un detalle que lo hace más horroroso a la imaginación de los guaraos: el Banaru tiene además de la boca or– dinaria, otra sobre el mismo vientre, con dos hileras de dientes, se– mejantes a los de la baiara o pez sierra, que tanto abunda en las bocas del Orinoco. En la leyenda y el cuento de las regiones atrás mencionadas, abundan los temas referentes al Banaru. 5.º El Karosimo Cuentan los Idamotuma, ancianos, que en tiempos remotos llegó un joven extraño a una ranchería. Era alto, blanco, bien parecido. Vestía hermoso traje negro y calzaba elegantes zapatos de suela de

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