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150 P. BASILIO M. DE BARRAL sino en cuanto es disparada por el brujo sobre su víctima y perma– nece en ella. De suerte que el objeto material de la brujería del bajanarot21, según esto, en su fase ofensiva, se llama jatab21 (flecha descargada del arma); en su fase extractiva se llama bajana (objeto chupado). Las bases que hacen posible la magia blanca guaraúna son, por una parte, la credulidad de los indios y su facilidad de sugestión y, por otra, la habilidad del brujo para saber explotar aquellas dos debilidades. 6. ÜBSERVACIONES Absurdo étnico Siendo la función del bajanarotu un alarde de engaños a sabien– das, le cae a medida el dictado de engañador o de farsante. Mas tén– gase en cuenta que esto no atañe, de suyo, ni al giiisirat21 o teurgo ni al joarotu. Se presenta, sin embargo, un fenómeno nada fácil de explicar. Si el bajanarotu es un engañador a sabiendas, ¿por qué cuando él mismo o alguno de su familia caen enfermos recurren también ellos al bajanarotu? Estamos a la vista de uno de los misterios de la etnografía no sólo guaraúna, sino de toda la indoamérica, pues la magia blanca, tai como aquí la describimos, es universal entre las razas primitivas del Nuevo Mundo. Ese absurdo de combinar elementos tan opuestos como son la superchería y prestidigitación del bajanarotu y su buena fe o per– suasión de que, engañando realmente, no está engañando, sólo pue– de explicarse por un fenómeno monumental de autosugestión. A propósito de este fenómeno desconcertante de sugestión, y en busca de luz, he repasado mis notas y observaciones sobre etnografía guaraúna, tropezando con un pasaje que voy a transcribir. Lo es– cribí en 1943 en una ranchería del Guayo, después de haber pre– senciado la intervención del bajanarot21 sobre un enfermo, a quien el brujo aseguraba haberle sacado del brazo una pesada semilla de temiche, del tamaño de una regular mandarina, una tacita de cristal y un «bombillon de linterna. Helo aquí: Autosugestión del bajanarot21 cuando piachea (Opinión par– ticular mía). Yo creo que los piaches en el ejercicio de sus artes mágicas, por un fenómeno de autosugestión, no creen que engañan, ni siquiera en la ficción de la extracción de las bajanas, auténtico arte de prestidigitación y fascinación. «No creen que engañan porque, de lo contrario, también ellos tendrían por superchería las artes de los otros piaches de su clase

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