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148 P. BASILIO M. DE BARRAL hace al brujo verdadero joarotu ----((duefio o sefior de las quime– ras))- es el poder que se atribuye y le atribuyen de utilizar a su talante esos seres quiméricos y poder lanzarlos en el interior del organismo de otras personas, animales o cosas, produciendo de esta forma el embrujamiento de dichos objetos. A esta función ofrnsiva del brujo por medio de la joa o ((idea quimérica)) se refiere el deno– minativo flechador (jatabu arotu), con que también a veces se le designa, lo mismo que al bajanarotu o mago blanco. La teoría, por tanto, de la nigromancia del joarotu o brujo gua– rao tiene su base en dos creencias ancestrales de estos indios: la creencia en la realidad y subsistencia del ((mundo quimérico11 y la creencia en la locomovilidad de estos seres quiméricos y su obedien– cia y subordinación a la voluntad del brujo. Prueba irrefutable de que las joas, en la mentalidad de los indios, son seres reales y subsistentes, independientemente de la fantasía del joarotu, es la creencia de los guaraos en la existencia del Joebo de las joas. Le llaman joa a janoko, ((la casa de las joas)), adonde va, al morir, el alma del joarotu. En definitiva. Las joas son seres imaginarios que los indios creen reales y subsistentes, de una constitución etérea, vaporosa y sutil, que el nigromante aprehende en sus alucionaciones, los introduce en su mente, para luego ejercer sobre ellos verdadero dominio en per– juicio de los demás indios. ¿Cómo embruja el (<joarotu))? Se forja la quimera en la fantasía, imaginándose determinado ob– jeto o bien un ser vivo, por ejemplo, un pájaro, un animal, un árbol, un pefiasco. Esta imagen tiene que ser tan viva que le parezca que la está viendo realmente. Para excitar su fantasía comienza el proceso fumando la canti– dad de cigarros precisos para provocar el mareo o embriaguez. Los cigarros piacheros son largos, como de veinte centímetros, del ta– baco más fuerte, y liados en la piel de la especie de manaca, llamada en lengua guaraúna giíina-moru, manaca de las giiinas o cigarros. El número de estos cigarros empleados por el nigromante depende de 3U resistencia o facilidad a la embriaguez. Suelen emplear, por nor– ma general, al principio como media docena. Una vez formada en la imaginación la joa o quimera con toda viveza, nombra, bien con el simple pensamiento o bien de palabra, a la persona que pretende embrujar. Manda mentalmente o también de palabra que se le abra la piel, y le introduce en el organismo aque– lla joa o quimera que tiene en su imaginación. Esto. como queda dicho, a veces lo hace mentalmente y sólo con el deseo; otra:,, de

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