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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 135 El naja-kara es estético y vistoso de suyo; y los dos indios con– trincantes, armados con ellos y dispuestos para el choque, ofrecen un espectáculo de lo más varonil y sugestivo. El naja-kara descansa sobre la tierra con sus tres penachos flo– tando a la caricia de los vientos. Detrás, el indio, igual que un Ho– plita detrás de su escudo: la vista fija en su contrario; su pie derecho, para atrás en plan de guardia; su rodilla izquierda apoyan– do sobre el broquel, reforzándolo; y sus manos sujetándolo por ambos lados. En frente, como a la distancia de cinco metros, el con– trincante, que se dispone a resistir el choque o a iniciar la ofensiva. Dada la señal, el que se juzga con más bríos para la iniciativa, alza su escudo, sujetando las cuerdas con la mano derecha; y, cu– bierto con él, se lanza a todo tren contra su adversario, dando el primer choque con todo el hombro izquierdo. El otro indio espera la acometida, reforzando con la ayuda de la rodilla la firmeza de su naja-kara, y procurando al mismo tiempo conservar tensas las cuer– das, aflojándolas rápidamente en el momento preciso del choque, para que, por la misma fuerza expansiva del naja-kara, se amortigüe la violencia del golpe contrario. Si el indio es ducho y práctico en el manejo del broquel, no sólo se mantendrá firme sin ceder al ímpetu de la acometida, sino que, con muy escaso esfuerzo personal, podrá arrojar de rechazo a su adversario. En resumen. El juego del naja-kara, jisaji o najisaji, consiste en la lucha o forcejeo de un hombre contra otro, mediante sus peculia– res escudos. La victoria se obtiene de tres maneras: echando por tierra al contrario, obligándolo a retroceder hasta cierto límite prefijado, o rindiéndolo por el cansancio. Luchas en Juancida Volvamos al escenario de las fiestas del Nafanamu en la ran– chería de Juaneida en el plenilunio de abril. De los indios que con– currieron a ellas, solamente los bakaraos estaban prácticos en este deporte. Los de Macareo lo ignoraban por completo. Yo lo había visto practicar en las rancherías de la «Barra de los Cangrejos)) (Boca de Navíos del Orinoco), en donde apenas existe rancho en que no se vean colgados dos o más broqueles, dispuestos para entretenerse los indios en ratos de ocio o buen humor. Pero la gran temporada de este deporte es en la época de la cangrejada, durante las lunas de agosto, cuando se congregan en las playas de las bocas del Orinoco para hacer su acopio de cangrejos,

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