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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 127 Los pescadores colocan un trozo no pequeño del cebo en la la– zada corrediza (simulación del anzuelo), y lo dejan caer al medio del corro de indios, o sea, a la laguna ... El indio, de los que representan la orilla, a quien le cae más cerca, se apresura a echarle la mano, y se come el cebo sin soltar el hilo. Después que ha llevado el cebo a la boca, coge a toda prisa uno de aquellos tronquitos, que representan los peces, y lo prende en la lazada. El pescador levanta entonces la caña y sale colgado de la cuerda el palo, que es el morocoto, el bagre, la guabina, o lo que a ellos se les ocurra imaginarse. La pesca la celebran con gran jolgorio y cómicos aspavientos, sobre todo cuando les salen enlazados dos, tres o cuatro troncones, que equivalen, en su imaginación infantil, a dos, tres o cuatro moro– cotos, cuyo valor ya lo cotizan a voz en grito a medida que el <1pez)) va saliendo en el anzuelo. -Tamaja a-moara burata orabakaya: <1Este vale cuatro reales)) -dice uno. -Ma jarako a-moara boriva siento: «Pues el valor de lo que yo he pescado asciende a cien bolívares)) -replica otro indio más ba– chiller, que ya chapurrea el castellano-. Y así por el estilo. 3.º EL NIDO DE GARZA En el mismo lugar en que se desarrolló el juego anteriormente descrito, se desarrolla también éste. Están los tronquitos en medio de la plaza, debajo de los cuales han escondido dos o tres pimpollos o vástagos de <<rábano orino– queño)) o de otra planta blanducha y carnosa, como para imitar al pez temblador o isibutu, como le dicen los indios. Estos se colocan alrededor de los tronquitos, lo más apretujados posible, como para dar la ilusión de un nido enorme. En medio del círculo de indios apretujados y encima del montón de tronquitos se coloca, de pie, un muchacho con los brazos exten– didos horizontalmente, que representa la garza madre, a la que el indiecito procura imitar, contoneando las alas, o sea, los brazos, y meciendo la cabeza y los hombros. Los otros indios se acercan muy cautelosos al nido imaginario y comienzan a escuchar, como para cerciorarse si tiene garcitos. Y con la mayor seriedad del mundo se dicen. mirándose unos a otros: Aukamo jabitu: «Sí que tiene crías ... )) Hacen entonces como que les van a echar la mano. Pero no se atreven por la sencilla razón de

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