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CAPÍTULO VII ((LA MUJER ENTROMETIDA» Es este juego un gracioso e interesante sainete, con el cual los indios pretenden poner en ridículo a las mujeres que se dedican a la conquista de incautos y se entrometen en las vidas ajenas. La hora es después de haber oscurecido, y el escenario, el jojo– noko o plazoleta. Todos los varones de la ranchería, niños y adultos, forman un círculo cerrado alrededor de la plaza, la cabeza y rostro cubier– tos con un paño, de modo que no se les pueda conocer. Una india vieja y estrafalaria, llevando un sartal de sonajas ( se– güei) amarrado al tobillo, da cuatro vueltas alrededor del corro de hombres, por la parte exterior. Lleva las manos juntas por delante del abdomen, y va caminando como si estuviese coja, arrastrando un pie y haciendo sonar, a cada pasito que da, las sonajas que lleva en el tobillo. Delante de ella va el jefe. En cada cuarto o cuadrante del corro de hombres disfrazados se detiene, vuelve las espaldas a los indios, y, mirando hacia la sel– va, prorrumpe en un grito bronco, prolongado y áspero. Y vuelve a seguir como al principio, cojeando y haciendo sonar los cascabeles, hasfa completar las cuatro vueltas, durante las cua– les ha repetido el mismo grito dieciséis veces. Terminada la última vuelta, la india rompe el corro de hom– bres y se cuela dentro del círculo. Pero detrás a.e ella entran tam– bién, como siguiéndole los pasos, otras cinco mujeres, las cuales la rodean formando un semicírculo. La vieja estrafalaria, como queriendo zafarse de sus émulas, les da las espaldas, y en esa postura vuelve a prorrumpir en un segundo . M. k 1 . k 1 . k IQ gnto: ¡ a mzana a.... , ¡ ma mzana a.... , ¡ ma mzana a.... ue quiere decir: «¡No me andéis acechando ... !», etc. 9

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