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82 P. BASILIO M. DE BARRAL Son, más bien, oraciones y cantos ancestrales, transmitidos por la tradición, y cuyo lenguaje no es el que actualmente se habla, sino el guarao primitivo, el cual ha venido evolucionando a través del tiempo y sufrido una profunda transformación, de suerte que los indios contemporáneos no lo entienden. Para convencerse, basta observar la diferencia que existe entre el lenguaje que hablan aquellas tribus que, de una manera o de otra, han tenido contacto con la civilización, y el de aquellas otras que se han conservado aisladas hasta hace pocos años o hasta el pre– sente. Pondré como ejemplo las tribus de Mariúsa, Guarina e !du– rina. Y para abreviar, nos concretaremos a Mariúsa. Por su situación topográfica, Mariúsa ha permanecido hasta hace cincuenta años casi del todo desconocida e incomunicada con el resto del Delta. Ese caño misterioso es una especie de hoya, situada entre el Ma– careo y el Araguao, sin comunicación con ellos a no ser en tiempo de invierno, al llenarse de agua los rebalses. Bien podríamos compararla a un saco que no tuviera más salida ni más entrada que su boca, la cual, en el caso de Mariúsa, sería la barra, peligrosa entre las peligrosas. Ultimamente le han abierto un respiradero, digámoslo así, al lim– piar una de las compañías petroleras el raudal de J eina, llamado por los criollos La Tortuga, raudal que viene a ser con respecto a Mariúsa lo que el agujero que abre un ratón en el cuerno de un saco para comer la mercancía. Esta hoya de Mariúsa, abundante en manatí. morocoto, tortu– gas y lebranche, e inaccesible, por su falta de comunicaciones, a la penetración criolla, ha venido siendo un refugio para los indios en– castillados en su vivir prehistórico, y que detestan el trabajo que se impone necesariamente con la vida civilizada. Mariúsa creo ha sido el último reducto serio, que se conservó prehistórico, o poco menos, hasta la época de la explotación del balatá en el Delta. Y el privilegio de su aislamiento total lo pudie– ron conservar hasta pocos años a esta parte a fuerza de violencias. ¿Quién era el majo, hace cincuenta años, que osaba internarse por el sombrío caño de las toninas? Ahora bien. Gran parte de los términos raros que salen en los ensalmes de los piaches, en las oraciones, cantos y ceremonias que llevan el sello de lo teúrgico o mágico, fuera de Mariúsa no se usan ni los entienden los mismos piaches, mientras que en Mariúsa to– davía se conservan en el lenguaje usual. Precisamente en este primitivismo del lenguaje mariusero se funda en parte ese pánico general de las demás tribus guaraúnas ha-

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