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LOS INDIOS GUARAUNOS Y SU CANCIONERO 79 La introducción consiste en cierto número de cantos rítmicos, cinco o más, que los indios ejecutan circulando al compás y ritmo marcado por las maraquitas, cascabeles o sonajas que llevan enro– lladas a la pantorrilla, y golpes de pie. Al preguntarles qué querían significar con estos cantos prelimi– nares, me contestaron así: «Esto significa que los indios se van acercando al sitio en donde se desarrollan las escenas.n O sea, que aquellos cánticos eran una introducción al juego escénico, como de– cimos nosotros. Al aparecer la luna, las indios varones se colocan alrededor de la plaza, en una amplia circunferencia, preparados cada cual con su maraca bendita en la mano derecha, su sartal de sonajas (següei), enrollado a los tobillos o pantorrillas, y algunos con cinturones te– jidos con fibra de moriche y cuajados de sonoras semillas de re– tama. Comienza el jefe cantando tres veces: ¡ Y ée, yée, i-yée... ! , imi– tando el roncón de la gaita gallega. Es como llamada de atención y de respeto para la danza sagrada. Los indios están listos. No el jefe, sino el dokotu moyotu (maestro de canto), entona ahora los primeros compases del canto elegido, los cuales repiten los indios sin desviarse de su sitio, acompasando la melodía con el repiqueteo de las maraquitas y el golpe del pie derecho. En esta forma continúan alternándose dos coros, uno conduci– do por dokotu moyotu y el otro por dokotu moyotu sanuka (maes– tro aprendiz). Pero el canto, que comenzó calmoso y suave como las aguas de un lago, se va encrespando por momentos. Al golpe del pie y de las maracas se le agrega pronto el balanceo sincrónico de la masa co– ral, que empieza a oscilar para adelante y para atrás, sin perder el compás, aunque forzando cada vez más el ritmo, y apareciendo cada vez más nervioso y violento; hasta que, al final del tercer can– to, sale del fondo de la masa coral un grito estentóreo: ¡Ka-Nobó! (Nuestro Viejo), al que responde, como eco imponente, el es– truendoso clamor de toda la multitud, hecha una sola garganta: ¡Ka-Nobóoooooooo.. .! 2 • Automáticamente se pone en movimiento rotatorio el coro, ya enardecido, cantando con gran calor, y dando pasitos de lado, al compás de las maracas, cuyo golpe sincrónico acompaña el bafan– ceo de los corales. Hasta ahora formaban el coro exclusivamente indios varones; mas, al iniciarse el movimiento circular, toda la multitud de niños 2 Ka-Nobó, Nuestro Anciano, el Ser Supremo.

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