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Lo que Cuentan Lo~ Indius Guaraúnos El indio cogió su arco y disparó a la bandada. Pero rró el tiro y la flecha, al caer, se clavó en el suelo. El muchacho se puso a buscar la flecha sin poder dar con ella; hasta que, llamándolo una viejita que allí estaba, le mostró el lugar en donde había caído·. -M-a11ka, ji jat.abzz tamcitika ja. "Mira, mi hijuco. A– aquí está tu flecha". Pero la flecha se había clavado tanto que el muchacho no podía arrancarla. -Hijo, le aconsejó la vieja, cava alrededor y así po– drás sacarla. Los indios se pusieron a escarbar alrededor de la flecha; mas la tierra se hundía y se escurría para abajo, y al poco rato quedó abierto un boquete por donde se veían las cosas de la tierra. La vista de la tierra causó extraordinario asombro a los indios, quienes determinaron trasladarse a ella, abandonan– do su país de las nubes. Se reunieron los magnates y ancianos de las tribus para planear el descenso y activar los preparafrvos. -La forma para poder bajar a la tierra, dijo uno, es descolgándonos por una maroma que podremos fabricar con já1i o fibra de moriche. Tejieron la maroma y el día convenido se fueron des, colgando uno trias otro. Sólo faltaban una mujer y su marido, el cual era giiisi– ratu. El giiisiratu ordenó a su mujer que bajara primero; pe– ro la mujer, que se hallaha embarazada, no cabía por el bo– quete. El güisiratu hacía esfuerzos para hacerla entrar por el orificio, saltando encima de ella y empujándola con los pies. Pero en vano. Sólo consiguió hacerle pasar uno de sus muslos con su pierna y pie correspondientes, los cuales q:1edaron des– de entonces allí para siempre, convertidos en estrellas. 69