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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Los otros indio:; estuvieron escuchando las conversa– ciones que tenían entre sí las almas. Unas decían: -No nos pusieron comida; por eso tenemos ha1nbre. Otras decían: -No nos pusieron agua; por eso tenemos sed. Y diciendo esto, rompían a llorar amargamente. Los indios estaban observando todo esto sin resollar. Pero cuando las almas advirtieron que las estaban espiando, desaparecieron de la escena, no quedando más que una, la misma que había soportado las lanzadas del guarao valeroso. Al verla sola, el indio se abalanzó sobre ella, cuchillo en mano. Mcts el alma tomó entonces figura de un pájaro blan– co, y se marchó volando hacia las nubes. Al alzar el vuelo se despidió de los indios, cantando y dicü~ndo: -Ine naruya. Yatit arakate m-eyamo jate. !Dihana¡ "!Adiós! Yo me marcho; pero vosotros tambi<'~n vendreis pa– ra donde yo estoy. ¡Y no será muy tarde!. .. " Al oir al a ve cantando de aquel modo, los indios mi– raron al cielo, gritando al avecica: -¡No te vayas, hermana l Quédate con nosotros, puús aquí te queremos todos t :Más el alma desapareció entre las nubes. 20