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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos ----- "~------------ , ______ Pero cuando iban huyendo, se les apareció en medio del camino el alma del finado, y les habló de esta manera: -Vosotros vais huyendo de la muerte. ¡ Vano empe– fi.o! Todos, a pesar vuestro: morireis; y, al fin, tendréis que venir detrás de mí. Sin detenerse a responderle, los indios fueron corrien– do a embarcarse en sus cayucos. ¡ Y el alma aparecida se quede'> solita en medio del sen- dero: Días más farde tuvieron que pasar los indios por a– quel mismo lugar; y al acercarse al sitio, se decían en voz baja unos a los otros: -Si la encontramos, nos volvemos sin decirle nada, no sea que nos 1nate. Los indios miraban para un lado y para otro, tmnero-– sos de que les volviera a salir al camino el alma, como la otra vez. Y tan enorme era su miedo, que no se atrevieron a seguir. -Ya que sois tan miedosos, dijo uno, iré yo delante. Vosotros seguidme de cerca. Armado de una lanza. sp adelantó hadn el rancho de los muertos (1), dispuesto a romperse e,l pecho con todas las almas de muertos que se le presentaran. Miró por una rendija de la puerta y vió multitud de almas que andaban danzando por los rincones del rancho, entre las cuales reconoció a la del indio muerto, que se les ba– bia aparecido en el camino. El indio abrió la puerta de golpe y acometió a una de las alrnas, atravesándola con la lanza. Pero el alma no mo– ría. Daba saltos para arriba y para abajo, y siempre queda– ba en el mismo sitio; y por más lanzadas que le asestaba siem– pre quedaba tan viva como antes ( 2'l. U) "Rancho de los muertos". En algunas regiones los cementerios gué.– raos son ranchos o chozas, dentro de los cuales van depositando, yus– tapuestas y sobre vigas horizontales o bien sobre horquetas, las ca– noas fúnebres, recubiertas de barro y forradas de hoja de palma. (2l Se refleja en todos estos pasajes la idea de la inmortalidnd deJ alma" 19

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