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Después que comió, les dijo: -¿,No sabéis que viene una gran creciente que va a inundar toda la tierra? -Nt>sotros nada sabemos, conte~taron ellos. -Cuando llegue la inundación, añadió él~ búsquenme a mí. Ustedes se han portado bien conmigo; los otros Se han portado mal. Dioso Auka hizo entonces un barco chiquito de coco– joro y lo echó al agua. Inmediatamente apareció delante de ellos la goleta grande en la que Dioso AuJca había metido a su madre y le dijo Dioso Auka a los incLos.: -Vosotros embarcaos en esa goleta donde va IDl ma-· dre- Mas a los indios mé;!los que lo habían recibido mal, no los admitió. Cuando ya todo estaba anegado: Dioso Auka se transfi.– guró, apareciendo en su auténtica figura hermosa; y al pasar la goleta por delante de los indios que lo habían desechado, les dijo des<le abordo: -Vosotros no entran',is aqm por haberme deseeh.ado. Entonces se desbordó el río y se levantó una mareja– da tan grande, que el agua cubría las copas de los árboles; por lo que todos los indios se murieron, salvándose tan solo a– quellos pocos que iban embarcados en el "Baroko-ja1wko-ba– ka'·' *). i Es tan tentadora esta leyenda que constituye para mí un sacrificio tener que abstenerme ele comentarla para cumplir la palabra dada en la parte introductiva a esta sección, pág. 2().. 12
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