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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos -Tampoco esta vez has quedado bien -dijo Dios-. Va– mos a ver ahora. ¿No te gustaría una embarcación con motor para no tener que remar'? -No me gusta -respondió el indio-; pues hace mucho ruído. -¿Y un barco grande? -Eso me gusta menos; porque no puede entrar por los cañitos. Le presentó un caballo para que se montase; pero el in– dio comenzó a gritar de miedo. Le mostró vacas y toros; pero ninguno quiso, porque eran demasiado grandes. Le presentó un perro; ese sí le gustó y se quedó con él. Llamó después Dios al criollo y le ofreció todo lo que ha– bía ofrecido al indio y el criollo lo aceptó todo: el almacén ati– borrado; la lancha motorizada, el barco, la goleta, los caballos v las vacas. Dios entonces se volvió al indio y le dijo: -A pesar de ser más viejo que el criollo, también esta vez has quedado por debajo. El se llevará lo que tú no quisiste. Mandó Dios al criollo que propinara al indio dos cosco– rrones, y el criollo se los dió. Le dij o Dios: -Esos coscorrones te los da por no haber sabido escoger, y te lo seguirán dando en adelante. ( *) (*) ¿Quién no ve reflejado en esta leyenda el complejo de inferio1·idad de los indígenas? (Esta leyenda se oye referir con frecuencia). 340
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