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Lo que Cuentan Los Indios Guaraúnos Pero el nietico sabía que aquellas frutas las producía una palma. Por eso al ver una cargada con dos hermosos raci– mos, le dice a la vieja: -Abuela, vamos a tumbar esos racimos. La abuela miró a la palmera y dijo desdeñosamente: -¡Tsh...tch! Eso no es lo que me dijeron. ¡Hay que bus- car un danto! Continuaron monte adentro y se cansaron de buscar y buscar, hasta que por fin dieron con un danto que estaba dur– miendo. La vieja muy horonda, fue a sacar moriche del intesti– no del animal ... La segunda vez que le introdujo la mano por b "puer– ta· trasera'', el tapir, apretando su esfínter, le aprisionó fuerte– mente la mano y echó a correr con la vieja a rastras; hasta que al llegar a un avispero, se tumbó el danta. Las avispas alborotadas, acribillaban a picotazos a la po– bre vieja, y ésta arreaba al tapir para que se apartase de aquel sitio. Echó otra carrerita el paquidermo hasta llegar a un pozo en el que se zambulló, llevando siempre a la vieja prendida de su válvula austral ... Poco después evacuó el tapir, recuperando la vieja la li– bertad de su mano. Y al desprenderse ésta de su prisión, se oyó un ruído algo asi como dijeran "¡ajoookooo!"... (*) La vieja recogió entonces unos excrementos del paqui– dermo y se los llevó, diciendo: "Aunque sean pocos. me los llevaré, pues me han costado mucho trabajo" ... Puso las "pelotitas" en una totuma y se las fué a llevar a su nietico para que comiese, ya que ella las creía frutas de mo– riche. ("") ¡Ajoookooo! Es¡ una expresión onomatopéyica. Sin embargo es de for– mación picaresca de ajoka, que significa en general "lo que está con– tenido deníTo de algún envase o recipiente cerrado". En el caso con– creto, "lo que está dentro del intestino del danto". 301

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